Caty estaba sufriendo de bloqueo de orador. Tenía que dirigir un estudio bíblico. Por lo general no le resultaba difícil hablar frente a otros, pero esta vez no tenía ni idea de qué decir.
Tenía ganas de decir: «¡Vamos Señor!, estoy tratando de servirte. Ayúdame.» Pero ella sabía que su impaciencia era absurda.
Entonces se fue a la otra habitación a dar de comer a sus peces. Encendió la luz y se sentó a pensar. Cuando la luz iluminó el cuarto, los peces se apresuraron a la superficie del acuario. Sabían que la luz significaba que pronto servirían la cena.
Entonces se encendió una luz en la cabeza de Caty. Casi se rió de su simpleza. «Ahora entiendo, Señor —pensó—. Necesito esperar que Tú me alimentes.»
Esa es una afirmación llena de significado. ¡Es tan contraria a mucho de lo que nos han hecho creer acerca de Dios! ¿No ha prometido Él cuidarnos? ¿No puede resolver cualquier problema en un instante?
Pues, claro que sí. Dios nos cuida (Filipenses 4:19). Pero lo hace a Su tiempo, para lograr Sus propósitos, para Su gloria.
Caty hizo un estudio rápido de la palabra esperar en la Biblia. Se quedó sorprendida al ver que la Biblia está llena de instrucciones para «esperar en el Señor». El Salmo 27 es sólo un ejemplo.
David usó este salmo para alabar a Dios y buscar su ayuda. Buscó protección
contra «los malignos» (v.2), pero también quería la ayuda de Dios para andar en la «senda de rectitud» (v.11). Y a pesar de la oscuridad de la situación de David en ese momento, él tenía la confianza de que «[vería] la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes» (v.13).
En una era en la que la gente dice «¡hazlo!», parece intolerable decir «¡espera!».
Pero como Padre amoroso que desea que sus hijos crezcan, Dios nos permite afrontar todo tipo de situaciones que prueban nuestra paciencia y desafían nuestras percepciones equivocadas de Él. Dios está interesado en el proceso de crecimiento propiamente, no sólo en el producto acabado que comparecerá inmaculado delante de Él.
Sí, Caty entonces tenía de qué hablar… de esperar en el Señor. —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿Acerca de qué estoy impaciente hoy?
■ ¿Me impaciento por lograr la madurez espiritual? ¿Qué dice Filipenses 1:6
sobre esto?