El término celebridad cristiana es un oxímoron (una figura del lenguaje que combina términos contradictorios, como camarones jumbo o dulce tristeza).
En verdad, un cristiano debería tratar de que Dios sea siempre el centro de atención, no él, dificultando así que el término celebridad esté unido a su nombre. Pero tendemos a elevar a los siervos de Dios, ya sean éstos maestros bíblicos de la radio o la televisión, músicos o atletas. Y cuando su humanidad se revela, se afecta nuestra fe.
La gente ha estado adorando a otras personas durante siglos. En 1 Samuel 8 se nos dice que Israel rechazó la teocracia, en la cual Dios gobernaba a través de sus jueces. En lugar de ello, el pueblo quería un rey a quien pudieran ver. Querían ser como las naciones que había a su alrededor, las cuales adulaban a sus dioses-reyes.
Pero Dios vio más allá de su solicitud y miró justo en sus corazones. «No te han desechado a ti —dijo a un Samuel que se encontraba amargamente desilusionado— sino a mí me han desechado, para que no reine sobre
ellos» (v.7).
Ahora veamos Juan 6:14,15. La gente, sorprendida de que Jesucristo pudiera alimentar a una multitud de 5.000, trató de hacerlo rey. Estaban listos para seguirlo, pero por razones equivocadas. Jesús sabía que el plan de Dios era
«Salvador ahora, Rey después»; por eso se retiró.
Dios hace algunas cosas asombrosas mediante la gente fiel. Pero los resultados
deberían ser que lo glorifiquemos a Él y no a las personas. Y nosotros deberíamos sentirnos exhortados a confiar en que Dios haga las mismas cosas a través de nosotros.
De lo contrario, estamos corriendo el riesgo de convertirnos en hacedores de reyes. Para el creyente, sólo hay un Rey: Jesucristo. (¡Y a Él ningún hombre lo hizo Rey!) Adorémosle y sirvámosle a Él solamente. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿A qué cristiano (bien conocido o no) admiro más?
■ ¿Cómo puedo mantener mi atención en Dios y no en esa persona?
■ Señor, sé que Tú eres el único Rey y la única fuente de poder. Manténme
centrado en Ti, para que no convierta en reyes a mis hermanos cristianos.