El énfasis que nuestra sociedad pone en lo fácil y en lo cómodo está dando una idea falsa de lo difícil que puede ser la vida. Todo lo que tiene valor requiere
autodisciplina, determinación y esfuerzo: desde tocar el violín hasta patinar con un disco de goma en la pista de hielo y tirarlo a la red.
Madurar en la vida cristiana no es diferente. No es sólo cuestión de ir a la ventanilla donde se hacen los pedidos, pedir autodisciplina, compasión o paciencia, y recogerla dos minutos más tarde exactamente como la pedimos.
Me acuerdo de eso siempre que pienso en Ginny y Dave Ahrens. Su hija Rachel nació con algunos síntomas de autismo y un extraño desorden en los cromosomas. Puesto que conocía el grado de la aflicción de Rachel, me
sorprendí un domingo en la noche de verla caminar a la plataforma de nuestra iglesia con un grupo coral. Rachel cantaba con entusiasmo y hasta hizo algunos
movimientos.
No debí haberme sorprendido. Sé lo diligentemente que Ginny y Dave han investigado para aprender todo lo que puedan sobre la condición de Rachel. Tengo una idea de cuántas horas han invertido todos los días en terapia y
entrenamiento para que Rachel pueda aprender a caminar, a hablar y a cantar. Su arduo trabajo, diligencia y sacrificio es lo que ha llevado a Rachel a donde está.
Cristo nos manda a que seamos transformados por la renovación de nuestras mentes (Romanos 12:2). Esa transformación raras veces es fácil. No es como comprar tacos y una Pepsi en una ventanilla de un restaurante de comidas rápidas. De hecho, todos deberíamos considerarnos hasta cierto punto
impedidos espiritualmente. Eso nos recordaría que se necesitan horas y horas de entrenamiento y repetición para que progresemos en las áreas difíciles y desafiantes del crecimiento espiritual. Pero bien vale la pena el esfuerzo necesario para lograr esos cambios. —MD
R E F L E X I Ó N
■ Cuando me frustro porque no estoy creciendo espiritualmente, ¿qué hago?
■ ¿Qué hay en mí que se resiste a la necesidad de hacer el esfuerzo que se
requiere para lograr alguna meta espiritual?
■ ¿Quién me ha inspirado mediante un paso de crecimiento extraordinario que
haya dado (en la renovación de su mente) para glorificar a Dios?