Una y otra vez, mi instructor para aprender a conducir decía estas tres palabras: «Mira al frente». Esta era su manera de decirme que fijara la vista en el horizonte, no sólo en lo que me rodeaba a poca distancia. Los conductores que se la pasan mirando hacia la derecha o la izquierda es muy probable que terminen en una zanja.
Satanás es experto en provocar «distracciones al costado del camino» que nos tientan a mirarlo a él en vez de poner la vista en Jesús. Si puede captar nuestra atención, es probable que logre desviarnos del camino y retrasar nuestro progreso espiritual. ¡Incluso trató de hacer esto mismo con Jesús!
Después de que Jesús fue bautizado, Satanás trató de desviarlo proponiéndole caminos «mejores» para llevar a cabo la obra de Dios. Le dijo que podía comprobar que era el Hijo de Dios si se arrojaba de un lugar alto del templo (Lucas 4:9-11). Pero Jesús sabía que la manera de demostrarlo sería entregándose voluntariamente en la cruz, no lanzándose desde un edificio alto. Por eso, respondió: «No tentarás al Señor tu Dios» (v. 12). Jesús tenía Su vista puesta en nuestra redención y sabía que no podría concretarla si tomaba un atajo que le hiciera evitar la cruz.
La manera de no caer en zanjas espirituales es mantener los ojos puestos en Jesús (Hebreos 12:2) y no mirar, ni siquiera de reojo, las distracciones de Satanás.