¿Qué haces si alguien te pide dinero? Depende de quién sea, ¿verdad?
Si es tu compañero de clases y no tiene reputación de ser un parásito, probablemente lo ayudas. Pero si es alguien que estás seguro es adicto a las drogas o quiere comprar media docena de cervezas para emborracharse,
¿qué haces? ¿Y si es un extraño de la calle que te cuenta una historia que en realidad dudas sea verdad?
Cuando era estudiante del Instituto Bíblico Moody en el centro de Chicago, muchas veces me pedían dinero: personajes de aspecto duro que andaban cerca de los bares y del metro. Y recuerdo oír hablar de un estudiante que daba todo el dinero que tenía, sin hacer preguntas, a la gente de la calle que se lo pedía.
De alguna manera tenemos que ser compasivos sin ser tontos. Sabemos que Dios quiere que seamos generosos con los necesitados (Proverbios 14:31) y que no endurezcamos nuestro corazón ni cerremos la mano (Deuteronomio 15:7). Pero la Biblia también dice cosas fuertes como esta: «… si alguno no quiere trabajar, tampoco coma» (2 Tesalonicenses 3:10).
También deberíamos conocer las condiciones que puso Pablo para la clase de personas que merecía apoyo económico de la iglesia. Cuando Pablo escribió de las viudas dijo que la iglesia no debía mantener a las que estuvieran viviendo en pecado, sino más bien ayudar a las que en verdad lo necesitaban (1 Timoteo 5:9-16).
Entonces, ¿qué debemos hacer cuando alguien nos pide dinero? Debemos empezar por pedir a Dios sabiduría y discernimiento. Luego recordar que no debemos contribuir a que alguien continúe en su vida de pecado. Equilibramos ese principio evitando la clase de escepticismo que nos impediría ayudar a alguien que esté en necesidad.
Señor, ayúdanos a saber cómo ayudar a otros. —KD
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cuál fue al última persona que me pidió dinero? ¿Se lo di? ¿Por qué?
■ ¿Cómo describiría mi actitud hacia aquellos que necesitan limosna para sobrevivir?
■ ¿Qué haría si de repente perdiera todo lo que tengo, me quedara sin trabajo, y
me echaran a la calle? ¿Adónde acudiría?