Uno de las primeras cosas que recuerdo de mi niñez era observar los caracoles en las flores del jardín del patio trasero de nuestra casa. Me fascinaba ver esta pequeña criatura con un caparazón, una pequeña panza alargada y ojitos que se convertían en una especie de periscopios. Pero lo que realmente parecía extraño era la lentitud con que se movía.
¿A qué velocidad se traslada un caracol? Un estudio determinó que recorre aproximadamente 12,20 m en una hora. ¡Con razón usamos la frase más «lento» que un caracol…!
Aunque los caracoles se mueven con paso lento, tienen una virtud que los caracteriza: la paciencia. Charles Spurgeon, el gran predicador del siglo xix, señaló con ironía: «Por su perseverancia, el caracol llegó al arca».
Según el apóstol Pablo, la perseverancia es un elemento clave en el desarrollo del carácter. Lo explicó así: «El sufrimiento produce perseverancia» (Romanos 5:3, NVI). Luego, sobre ese fundamento, se construyen el carácter y la esperanza (v. 4). La palabra griega original que se traduce «perseverancia» significa «resolución, constancia y resistencia». Se empleó para referirse a los creyentes que son constantes en su andar en la fe, a pesar de las pruebas numerosas y angustiantes.
¿Las dificultades te han hecho volver tan lento como un caracol? Cobra ánimo. Dios no exige que lleguemos rápido, Él espera que progresemos con perseverancia.