Imagínate una iglesia que se reúna en el muro de una ciudad construido en el siglo XIII.
Se trata de Calvary Chapel en York, Gran Bretaña. La iglesia en realidad se reúne en un muro, en las mismas habitaciones que se usaban para albergar a los guardias.
La iglesia está situada sobre la puerta misma, lo que quiere decir que los autos y autobuses pasan por debajo de la iglesia para llegar al centro de la ciudad de York. De vez en cuando, un autobús de dos pisos o un camión alto subestima la altura y choca con la iglesia, pero el daño es mínimo. ¡Ya no se construye como antes!
Los historiadores creen que la estructura la construyó Geoffrey de Neville en 1215, un chambelán de la realeza, para defender la ciudad contra los barones rebeldes. Un par de metros debajo del muro, los arqueólogos han hallado una vía pavimentada que data de la época cuando los romanos gobernaban Gran Bretaña.
La torre misma era una defensa eficaz y ha soportado muchos años. Aunque la ciudad de York no está en peligro de ataque ahora mismo, el muro es un recordatorio impresionante de los días cuando la vida era más temible, y tener una torre fuerte era un gran consuelo.
El rey David de Israel pensaba eso de Dios. Cuando llegó al final de su vida escribió un cántico que se preservó en 2 Samuel. Reflexionando en una vida llena de peligro, aventura y bendiciones, David reconoció que Dios era su
torre fuerte.
Casi tres milenios después, todavía necesitamos ese refugio. Para los ciudadanos de York, la seguridad ha cambiado; para los ciudadanos del reino de Dios, la batalla continúa.
A veces olvidamos que tenemos un lugar de refugio. Imagínate a alguien de York en el siglo XIV frente a la capilla que se llamaba Walmgate Bar gritando: «¡Socorro! ¡Nos atacan! ¿Qué hago?» Pues, ¿qué te parece la torre que tienes detrás…?
De la misma forma, enfrentar una batalla espiritual sin la ayuda de Dios es
innecesariamente estúpido. ¿Sientes hoy el calor de la batalla? Refúgiate en Dios. Ni Satanás ni un autobús de dos pisos desorientado tiene ninguna posibilidad ante una torre fuerte. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cuándo me siento más seguro, tanto física como espiritualmente?
■ ¿Qué batallas espirituales me están dirigiendo a refugiarme en Dios hoy?
■ Señor, te doy gracias porque Tú eres mi refugio y fortaleza. Con la vida como
es, una batalla espiritual constante, te necesito. Quiero refugiarme en Ti hoy.