No te daría mucho gusto descubrir que un grupo de niños de cuarto curso sabe más que tú. Sin embargo, eso fue lo que sucedió en un campus de una universidad de Maryland.
Mientras impartían una clase sobre literatura infantil, el profesor pidió al curso de su hija que fuera a la universidad a participar de un debate sobre la historia de Pinocho. Mientras hablaban del libro, el profesor Vigen Guroian descubrió, para sorpresa suya, que los niños de 10 años entendían la historia mejor que sus estudiantes universitarios.
Guroian señala que los amigos de su hija comprendían mejor «la naturaleza y fuente de las tentaciones y la reincidencia de Pinocho». Dice que los niños estaban «menos preparados para excusar la conducta que lo metió en tantos problemas».
La conclusión del profesor es que la sociedad norteamericana roba algo valioso a su jóvenes para el momento cuando éstos llegan a la universidad. Dice que
estamos abrazando «una trinidad de pragmatismo, subjetivismo y relativismo cultural antihumano que niega la existencia de un sentido o ley moral».
No es difícil ver cómo sucede esto. La sociedad enseña que no hay reglas. Que mentir está bien si puedes escapar de las consecuencias. Que tú estableces tus propias normas, y que esas normas pueden cambiar si estorban. En otras palabras, todo se vale.
Si te criaron con un sentido de moralidad y justicia basado en tu conocimiento de Dios y su Palabra, te dieron un regalo valioso. No permitas que la andanada de inmoralidad que te llega de cientos de fuentes diferentes cambie tu manera de pensar. Tienes algo piadoso y bueno. Si comprendes lo malo que hay en las mentiras de Pinocho —y los peligros de otras formas de inmoralidad— tienes una ventaja que dará más valor a tu vida. No la pierdas. No dejes que los escépticos y los cínicos cambien tu modo de pensar.
A veces no puedes evitar sentarte en «silla de escarnecedores» (Salmo 1:1). Ten
cuidado de no dejar que los «malos» los «pecadores» ni los «escarnecedores» te hagan perder tu sentido de la justicia y de la vida piadosa. —DB
R E F L E X I Ó N
■ ¿De qué forma se ha desviado mi manera de pensar de la verdad por la
enseñanza de las personas que me rodean?
■ ¿Cuál es la mejor manera en que puedo evitar confundirme con todas las
respuestas que hay ahí afuera?