«¿Qué es la verdad?» preguntó Pilato a Jesús (Juan 18:38). Pilato puede haber hecho una pregunta retórica, pero lo más probable es que fuera una afirmación
cínica acerca de la vida. Poco después de eso, entregó a Jesús para que lo crucificaran.
Si Pilato estuviera vivo hoy, seguro que haría la misma pregunta, porque vivimos en un mundo que dice que nada es verdad para todo el mundo todo el tiempo. Y lo que es verdad hoy puede no ser verdad mañana.
¿Entiendes? Pues, si no te parece lógico, ¡qué bueno! No debería parecértelo. No lo es.
Sería como la sudadera que dice:
TODAS LAS AFIRMACIONES SON FALSAS.
Si ese eslogan es cierto, la sudadera está mintiendo. Es una imposibilidad lógica.
Ese es el problema del relativismo, el nombre que damos a esta moderna manera de pensar. Cualquier filosofía que niegue la posibilidad de la verdad absoluta niega al mismo tiempo su propia afirmación de ser cierta.
Los seguidores de Jesucristo creen que Él es la verdad (Juan 14:6). Por eso, cualquier cosa que Dios diga que es verdad para todo el mundo siempre es verdad para todo el mundo. ¿Por qué? Porque Dios lo creó todo (Juan 1:3), lo
sabe todo (Hebreos 4:13), y no puede mentir (Hebreos 6:18).
Es bien lógico creer en el Único que puede representar la realidad con precisión. Es satisfactorio colocar nuestra confianza en Aquel que no puede mentir, sobre todo cuando se trata de nuestro pecado, nuestras almas y nuestra
esperanza de perdón de pecados y de la vida eterna.
Tal vez todos los que somos creyentes en la Biblia y en Jesucristo debamos llevar sudaderas que digan:
TODAS LAS AFIRMACIONES DE DIOS SON VERDADERAS. —DE
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cuáles son algunas de las evidencias del relativismo en nuestra sociedad? ¿El
sistema judicial? ¿La legislatura? ¿Las aulas de clase?
■ ¿De qué manera nos da seguridad el creer que Dios es la verdad?
■ ¿De qué maneras puedo usar la verdad de Dios como evidencia de Su
existencia en nuestro mundo?