El 19 de octubre de 2008 escuché la noticia de que Levi Stubbs, el cantante principal del grupo vocal The Four Tops, de Motown, había muerto a los 72 años de edad. Cuando yo era muchacho, me encantaba este grupo; en especial, la voz apasionante y llena de emoción de Stubbs. Nunca me había encontrado con él ni escuchado un concierto del grupo, pero su muerte me afectó de una manera inesperada.
Creo que, detrás de mi tristeza, estaba la idea de que yo también me estoy volviendo viejo. La muerte de alguien a quien escuchaba cuando yo era joven me recordó que el tiempo no está pasando… ¡se está terminando!
En el único salmo que se le atribuye a Moisés, él escribe: «Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos» (Salmo 90:10). Estas no son palabras que nos guste escuchar. Queremos permanecer siempre jóvenes, pero la Escritura nos recuerda que los años pasan y que la muerte un día llegará.
Esto nos enfrenta a dos preguntas esenciales: ¿Estoy listo para volar al final de la vida, al haber aceptado a Cristo como mi Salvador? ¿Estoy utilizando mis efímeros días para agradar a Aquel que me ama eternamente?
¿Cómo estás enfrentando —sea cual sea tu edad— los desafíos que te presenta la brevedad de la vida?