El sonido del vidrio y la madera al romperse sacó a David de repente de un profundo sueño. Cuando sus ojos se aclararon se dio cuenta de que un auto había penetrado en su habitación al chocar contra la pared. David y su hermano temblaban de miedo cuando un hombre salió de un salto del auto y les informó que los iba a matar a ellos y a su madre.
Los muchachos se pusieron de pie con brega y el hombre de la pistola se acercó a David de prisa, el cual temblaba de pies a cabeza. El intruso apuntó su pistola
cargada en la frente de David y le dijo burlonamente: «¡No vales nada!»
El hombre era el papá de David.
El muchacho era David Meece, quien llegó a ser un músico cristiano de renombre mundial.
David recuerda lo que sucedió después de que su papá, que consumía muchas drogas, por poco lo mata. Las palabras que su padre pronunció lo hirieron tanto, que casi ni le importaba si su papá apretaba el gatillo.
Dios intervino ese día, y David no perdió la vida. No volvió a ver a su padre vivo, pero aquellas terribles palabras se quedaron con él como una grabación tocando en su cabeza. No vales nada.
David dio conciertos ante miles de fanáticos entusiastas. No vales nada.
David escribió éxito musical tras éxito musical. No vales nada.
David se veía en el espejo. No vales nada.
Le tomó mucho tiempo darse cuenta de que su padre terrenal estaba equivocado, y que su Padre celestial lo amaba y lo valoraba mucho.
David llegó a entender plenamente lo que Pablo escribió: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17). Finalmente comprendió que era una creación especial de Dios. Se acabó lo de «¡No vales nada!» Tenía una nueva esperanza y un futuro brillante.
A medida que pasaron los años, David pudo perdonar a su padre en su corazón (su papá murió muchos años antes). Dios lo ha sanado de una manera asombrosa.
¿Y tú? ¿Sientes que no vales nada? Independientemente de lo que alguien te haya dicho, Aquel que cuenta —Dios— te ve como una hermosa nueva creación y seguirá moldeándote para sus buenos propósitos.
Él se deleita en ti. Te ama. ¡Tú vales mucho! —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cómo puedo olvidarme de los problemas pasados y concentrarme en la nueva vida llena de esperanza que Dios me ha dado?