Los fabricantes de yo-yo tienen sus altas y bajas. Pero pueden soportar chistes tan cursis como ese, sobre todo ahora que su negocio está definitivamente en un ciclo «alto».
Según las cifras de la industria, las ventas llegaron a los 50 millones en 1998, superando fácilmente el récord anterior de 42 millones en 1962.
Los yo-yos (en caso de que te preguntes de dónde sale la palabra, es de un idioma filipino que se llama Tagalog y significa «ven, ven») se han convertido en artículos de alta tecnología. Los yoyos de ayer de madera y cuerda han
dado paso a modelos hechos de una aleación de titanio.
Los observadores de la industria advierten que la popularidad podría caer con igual rapidez, tal vez para cuando leas este artículo. Pero un lugar donde el yo-yo siempre estará presente es entre los que creen en Cristo, no como juguete, sino como ilustración de nuestras vidas cristianas.
¿Cuántos altibajos experimentamos en un día cualquiera? ¿Una semana cualquiera? Si te pasa lo que a mí, tu vida espiritual empieza a parecerse a un yo-yo en perpetuo movimiento.
¿Hay alguna esperanza para nosotros (que no sea atarnos una cuerda a las narices para completar la apariencia de yo-yo)? Solamente en Dios. Según Efesios 4, cuando ejercitamos los dones que Él nos ha dado nos ayudamos mutuamente a crecer espiritualmente. Entonces somos menos susceptibles a la vida tipo yo-yo.
Cuando nos permitimos deslizarnos de la comunión cristiana perdemos una
fuente importante de estabilidad. Nos hacemos vulnerables a los ataques del mundo, a nuestro pecado y a Satanás.
Durante todo este tiempo pensaste que eras el único que trataba de evitar los yoyos espirituales. Ahora sabes que ocurre en la vida de casi todo seguidor de
Jesucristo. Una vez más, Dios quiere que cuidemos el uno del otro. Así que quédate cerca de tus hermanas y hermanos en Cristo. Ellos pueden ser una firme influencia en los altibajos de la vida y te ayudarán a mantener la mirada fija en Cristo. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿Cómo soy cuando estoy en una «fase de yo-yo»?
■ ¿Cómo me pueden ayudar mis hermanos en Cristo a evitar ese estilo de vida?
■ Señor, estoy muy cansado de vivir una vida cristiana de altibajos. Por el
poder del Espíritu Santo y con el aliento de mis hermanos en la fe, quiero ser
un cristiano estable.