En junio de 2009, Emma Gray murió a los 95 años de edad. Durante más de dos décadas, había sido encargada de la limpieza en una casa grande. Todas las noches, mientras hacía las tareas, oraba pidiendo bendiciones, sabiduría y protección para el hombre para quien trabajaba.
Aunque trabajó en el mismo lugar durante 24 años, los ocupantes de la residencia cambiaban cada cuatro, más o menos. Durante ese tiempo, Emma elevó sus oraciones nocturnas a favor de seis presidentes de los Estados Unidos: Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford y Carter.
Si bien tenía preferencia por algunos de ellos, igualmente oró por todos. Ella seguía las instrucciones que se nos dan en 1 Timoteo 2 en cuanto a orar «por todos los que están en eminencia» (v. 2). Estos versículos continúan diciendo que vivir «quieta y reposadamente», y ser una persona piadosa y reverente «es bueno y agradable delante de Dios […], el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad» (vv. 2-4).
Puesto que Dios «oye la oración de los justos» (Proverbios 15:29), ¡quién sabe cómo respondió Él las oraciones fieles de Emma! En Proverbios 21:1, leemos: «Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová; a todo lo que quiere lo inclina».
Tal como Emma, nosotros también debemos orar por nuestros líderes. ¿Hay alguien por quien Dios te está llamando a orar hoy?