¿Alguna vez te has sentido como una clavija cuadrada tratando de encajar en un hoyo redondo? ¿Anhelas relaciones cómodas que te hagan sentir especial,
apreciado, valorado, respetado, animado, apoyado y aceptado? ¿Sientes a veces como que tus padres, amigos o la gente con quien trabajas o sales te usa y no te ama?
Un joven que se sentía así visitó al psicólogo suizo Paul Tournier para buscar ayuda. Se había criado en un hogar religioso pero infeliz. Sus padres a la larga se
divorciaron. Estaba sacando bajas calificaciones y siempre estaba inquieto. Se sentía fracasado. Le dijo a Tournier: «Básicamente, siempre estoy buscando un lugar… donde estar.»
La desintegración de la familia es una de las razones por las que tantos jóvenes se sienten que van por la vida sin rumbo ni meta. Si no nos sentimos «en casa» cuando estamos en casa, eso afecta todas las demás relaciones.
Pero el problema más profundo es que todos venimos de una familia espiritualmente desintegrada. A causa del pecado de Adán y Eva, y del pecado que infectó a toda la humanidad desde ese momento, tenemos una sensación
de pérdida. Todos buscamos un lugar adonde pertenezcamos.
Pero hay esperanza. Hay un lugar para nosotros en la familia de Dios, y Él ha hecho todo lo que se necesita para hacernos sus hijos. Romanos 8 dice que a causa de lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz, somos adoptados en su familia cuando ponemos nuestra confianza en Él.
¿Buscas un lugar adonde puedas estar? Si es así, recuerda que Dios te ama y te
quiere ayudar y animar durante toda tu vida. Si quieres un lugar en la familia de
Dios, todo lo que tienes que hacer es creer en Jesucristo como Salvador.
Si lo has hecho, acuérdate a menudo de que Dios te ama y de la maravillosa
familia a la que ahora perteneces. Eso transformará tu vida y tus relaciones. Y lo mejor de todo es que te dará un lugar que podrás llamar hogar. —KD
R E F L E X I Ó N
■ ¿Soy miembro de la familia de Dios? ¿Cómo puedo estar seguro?
■ ¿Tiendo a olvidar quién soy espiritualmente? ¿Cómo afecta eso mi actitud
hacia mí mismo y hacia la vida?
■ ¿Cómo puedo mostrar agradecimiento a Dios hoy por darme la bienvenida en
su familia?