Matt Emmons, que obtuvo la medalla de oro en la prueba de rifle en las Olimpíadas de 2004 en Atenas, estaba listo para ganar otro evento. Ocupaba el primer puesto y esperaba dar exactamente en el blanco con su último tiro. Pero algo salió mal: dio en el blanco… ¡pero estaba apuntando al que no le correspondía! Ese enfoque equivocado lo hizo descender al octavo puesto y le costó una medalla.
En la Carta de Pablo a los Filipenses, el apóstol reafirmó la importancia de centrarse en el blanco correcto en nuestra vida cristiana. «Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús», dijo él (3:14).
Pablo utilizó el término «meta» como una ilustración tomada de un atleta que corre una carrera. Es interesante observar que la misma palabra también se empleaba para describir un blanco para arrojar flechas. En ambos casos, la posibilidad de ganar depende de enfocar bien. Para el creyente, durante toda su vida, ese enfoque debería consistir en procurar parecerse cada día más a nuestro Salvador Jesucristo (Romanos 8:28-29; Gálatas 5:22-23).
¿Hacia dónde apuntas hoy? ¿Estás preocupado por progresar y hacer que la vida sea más confortable? Si eres creyente, el blanco correcto hacia donde debes apuntar es parecerte más al Hijo de Dios (2 Corintios 3:18). ¡Asegúrate hoy de estar apuntando al blanco correcto!