Es lo último en equipo para iglesias: una máquina bancaria. ¡En serio! Una iglesia de Chapel Hill, Carolina del Norte, podría ser la primera en haber
instalado una terminal conectada a una red que permite a los miembros diezmar por medio de tarjeta de crédito o del cajero automático. La tecnología se considera obligatoria para la era electrónica: a la gente ya no le gusta hacer cheques ni llevar mucho dinero en efectivo.
La máquina no da dinero en efectivo, sólo lo toma. Pero sí da un recibo para aquellos que todavía quieren vivir la experiencia del plato de las ofrendas.
Sin embargo, la verdadera batalla al dar no es asunto de conveniencia. Si hay un lugar donde ha de instalarse una máquina que hace que dar sea automático debe ser en el corazón humano. Es ahí donde más a menudo se bloquea la transacción: haya o no haya un cajero automático.
Dar es un asunto personal porque involucra dinero. Lograr que la gente dé puede ser difícil.
Para los cristianos que están tratando de resistir los impulsos materialistas de nuestra cultura, dar es una disciplina muy útil. Nos recuerda que todo lo que
tenemos lo recibimos de Dios. Desde esa perspectiva, el egoísmo es como robar a Dios. Malaquías 3 lo dice muy claramente.
¿Cómo te sentirías si vieras un cajero automático en tu iglesia? ¿Te sentirías agradecido por tener otra manera de dar, sobre todo si se te olvidó llevar el dinero? ¿O te sentirías incómodo y aborrecerías un recordatorio más sobre el diezmo?
Comienza la práctica de dar para la obra del Señor. Empieza esta semana. Puedes dar más de lo que crees y sobrevivir. Y comenzarás a llevar otra área de tu vida —las finanzas— de conformidad con la enseñanza bíblica.
A la larga, dar será tan fácil como recordar tu número de identificación personal … humm, tal vez hasta más fácil. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué es lo más difícil para mí cuando se trata de dar?
■ ¿De qué manera me ayudaría como cristiano tener una actitud más «automática» hacia el dar?
■ Señor, te doy las gracias por todo lo que me has dado. Te ruego que aumentes
mi fe para que pueda dar generosamente… como das Tú.