Un grupo de jóvenes que visitaba Jamaica en un viaje misionero estaba disfrutando de un tiempo libre y jugando al frisbee [disco volador]. Sin embargo, cuando alguien vio que un barco se había volcado en una playa cercana, el juego de pronto terminó y los jóvenes se arrojaron rápidamente al agua para ayudar.
Se encontraron con un pequeño grupo de operarios navieros profesionales que luchaban para tratar de dar vuelta el barco. Ante tal circunstancia, los jóvenes pudieron ayudar. Pusieron manos a la obra, aportaron su fortaleza juvenil, y todos juntos pudieron enderezar el bote.
Lo que pasó ese día en el Mar Caribe me recuerda lo que puede suceder en la iglesia. Los «profesionales», el pastor y las demás personas capacitadas para liderar la congregación, enfrentan una tarea que no pueden hacer solos. Suele ser complicado llevar a cabo las labores en la iglesia sin que los laicos se incorporen y trabajen junto con los líderes.
Esto fue lo que sucedió en Hechos 6. Algunas personas de la iglesia estaban siendo descuidadas, y los «profesionales», los apóstoles que lideraban la congregación, se dieron cuenta de que no podían hacer todo por sí solos. La iglesia pudo seguir adelante sólo cuando siete laicos se sumaron para ayudar a los líderes.
¿Cómo puedes sumarte a la labor de tu pastor y de los demás líderes para colaborar en el progreso de la iglesia?