Muchas de las cosas que Jesús enseñó me molestan. Él hizo afirmaciones muy osadas que invierten el sentido que tengo de la realidad y me dejan pensando,
igual que a sus discípulos: «¿Quién puede entonces ser tu discípulo?» Las normas de Cristo son tan imposibles que uno se puede descorazonar.
Es por eso que la historia del hombre rico me perturba (Lucas 18:18-30). El hombre hizo una pregunta que todos podríamos hacer a Jesús: «¿Qué haré para heredar la vida eterna?» Pero la respuesta sacudió al joven en lo más
profundo.
«Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme» (v.22).
¿Qué quiso decir Jesús? Parece muy drástico.
Puso el dedo en la llaga. Señaló el ídolo de la vida de él. ¡Y Dios aborrece los ídolos!
¿Podría ser que yo sea como el joven rico? ¿Hay algo a lo que me niegue a renunciar por el Señor?
También tengo preguntas difíciles que hacerle a Jesús. Pero deseo escuchar respuestas diferentes de las que estoy escuchando. Muchas veces quiero seguir a Jesús por las cosas buenas que puedo obtener de Él.
Pero eso no es el cristianismo. Nunca lo fue. Cristo desea que disfrute la libertad que viene de una completa confianza en Él. Quiere mi corazón.
Nosotros tenemos maneras mucho más prácticas de ser cristianos. ¿Recuerdas la escena de las Escrituras donde la mujer fue y rompió un frasco de un perfume muy caro y lo derramó en los pies de Jesús? (Juan 12:1-8). ¿Recuerdas quién dio la respuesta «práctica» a esa situación? «¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se les dio a los pobres?» —dijo Judas, quien
pronto traicionaría a Cristo. Jesús no quería dinero (y Judas no quería ayudar a los pobres). Jesús quería el corazón de la mujer. ¡Y lo tenía!
¿Hay un poquito de Judas en mí? ¿O tiene Jesús mi corazón? ¿Completo?
Te guste o no, Cristo es radical. Y requiere un reajuste radical de nuestro concepto de discipulado. ¡Pero bien vale la pena! —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué cosa grande no le quiero entregar a Cristo? ¿Por qué?
■ ¿Alguna vez me escondo detrás de cosas que parecen ser espirituales mientras
sirvo a mis propias necesidades?
■ ¿Por qué el discipulado de Cristo es lo que más vale y lo más caro en la tierra?