¿Por qué sufre la gente?
Yo hice esa pregunta cuando mi hermana —una mujer amable, piadosa, amistosa y amorosa madre de dos adolescentes— murió de cáncer.
Tal vez te hagas esa pregunta si vives en un país subdesarrollado y ves a cientos de niños en las calles pidiendo dinero para poder comer.
Tal vez hagas esa pregunta cuando escuches las noticas de huracanes, deslizamientos de tierra, terremotos y toda suerte de desastres que matan a la gente.
Job se preguntó lo mismo.
¿Por qué hay tanta gente sufriendo? ¿Por qué hay sufrimiento en el mundo de Dios? Empecemos con unos cuantos principios.
1. No podemos escapar de las leyes que gobiernan nuestro universo. Las necesitamos para sobrevivir (leyes como la gravedad, el clima, el fuego y la energía), pero esas fuerzas pueden conducir a una tragedia. El fuego es bueno
en la estufa de cocinar, pero un fuego que no se cuida puede matar. La gravedad evita que flotemos en el espacio, pero mata cuando tumba a un avión.
2. Somos una raza social. Nuestras vidas están entrelazadas y no querríamos que fuera de otra manera. Solamente una vida monástica podría impedir que los
demás nos hirieran. A veces sufrimos cuando el pecado o la locura de los demás causa problemas a nuestro alrededor.
3. Dios es divinamente imparcial. Los problemas les vienen tanto a justos como a injustos. Jesús habló de dos hombres que construyeron casas: uno en la roca y otro en la arena. Entonces vinieron las lluvias. Cayeron sobre ambas. El que seamos personas de fe no impide que la tormenta golpee nuestra casa (Mateo 7:24-27).
4. El sufrimiento despierta nuestra compasión. Hemos de trabajar con Dios para
tratar de aliviar el sufrimiento. Jesús dijo que siempre habría pobreza. Luego nos dijo que nos ocupáramos de la gente que sufre por ella (Mateo 26:11; Lucas 14:12-14).
Tal como descubriera Job, el mundo de Dios es un lugar complicado. Sólo cuando nos apoyamos en él podemos mantener la esperanza en medio de los problemas.
Los problemas pueden ser una oportunidad para servir a Dios, confiar en Él y crecer en Él por medio de nuestra fe. Cuando lleguen los problemas, procuremos estar en la primera fila para confiar en Él y servir a los demás. Nuestro perturbado mundo necesita la ayuda que pueden dar los cristianos. —DB
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué tipo de sufrimiento he tenido que soportar recientemente? ¿Me ha hecho
depender más de Dios? ¿Estoy enojado con Él?