El título de la meditación de hoy era un titular de periódico que acompañaba a la trágica historia de dos estudiantes de término de secundaria que murieron en un accidente automovilístico. Las decisiones que terminaron sus vidas tan horriblemente fueron faltar a la escuela y no respetar una señal de «Pare». Dos decisiones sencillas, decisiones que mucha gente toma todos los días pero que causaron dolor a dos familias que esperaban graduaciones, no funerales.

Buenos chicos; malas decisiones. ¿No es esa la historia de muchos? ¿No vemos esa trama una y otra vez? Tal vez la hayas visto en tus amigos. Noventa y cinco por ciento del tiempo andan por el camino recto y estrecho. Pero entonces toman una mala decisión. Roban algo en una tienda cuando lo pueden comprar fácilmente. Usan drogas cuando conocen bien los peligros. Conducen locamente sólo para hacer alarde. Tratan mal a otra persona sin pensar en las consecuencias a largo plazo. Mienten cuando la verdad disminuiría el daño. Se copian en los exámenes cuando estudiar les daría una mejor calificación y una limpia conciencia.

Buenos chicos; malas decisiones. Los jóvenes creen que van a ser la excepción de todos los tiempos y a escapar de las consecuencias de tomar malas decisiones.

Si eres cristiano, si has confiado en Cristo como Salvador, tienes tanto incentivo como ayuda adicional para evitar malas decisiones. El incentivo adicional es a lo que Pablo se refería en Efesios cuando nos dijo: «despojaos del viejo hombre» y «vestíos del nuevo hombre» (4:22,24). Hemos de hacerlo porque fuimos creados para «ser como Dios». ¡Madre mía! Eso sí que es un desafío. Ser como Aquel que nunca ha tomado una mala decisión. ¡Nunca!

Y la parte de la ayuda adicional se mencionó después en Efesios 4 cuando Pablo dijo: «Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados» (v.30). Eso puede servir como recordatorio de que el Espíritu Santo está ahí mismo para ayudarnos a tomar buenas decisiones… si no ignoramos su guía.

Buenos chicos; malas decisiones. ¿Por qué no haces el voto ahora mismo de que nadie podrá decir esa segunda parte de ti? ¿No sería fantástico si la gente pudiera decir: «Buenos chicos; decisiones piadosas?» Ese es un titular con el que puedes vivir.

R E F L E X I Ó N
■ ¿Cuáles son las decisiones más difíciles que tengo que tomar?
■ Piensa en el incentivo de tratar de «ser como Dios». ¿Suena (a) demasiado religioso, (b) imposible, (c) o algo que me gustaría intentar?
■ ¿En cuáles situaciones voy a tratar de tomar decisiones piadosas esta semana?