¿Qué tan olvidadizo eres? Pareciera que soy muy propensa a dejar mi cartera en sitios fastidiosos: baños públicos, restaurantes, carritos de compra. ¿Y por qué? Se me olvida.
Cuando estoy contando un chiste, siempre me acuerdo de la gracia del mismo, pero ¿del chiste? A menudo se me
olvida cómo es.

Cuando mi amiga Marla y yo nos juntamos para conversar, constantemente nos decimos la una a la otra: «Te iba a decir algo. ¿Qué era?»
Mi amiga Lisa (nos reunimos para almorzar sólo una vez al año) siempre me dice: «Trae notas.» Ella sabe por experiencia que se me olvidan las cosas, por lo que quiere que escriba las cosas importantes de las que necesitamos hablar.
Y no es que sea candidata para la senilidad todavía. Es que mi cerebro parece estar demasiado ocupado.

A veces se me olvidan cosas aun más importantes, como la manera en que Dios me ayudó en el pasado. Cómo contestó mi oración para darme la oportunidad de hablar acerca de Él con alguien a quien quiero. Cómo me dio el valor de hablar frente a un gran grupo de personas. Cómo me ayudó a enseñar una lección difícil en la escuela dominical. Cómo me proveyó del dinero para un
gasto inesperado.

Siempre pensé que los israelitas tenían la vista corta y que fueron desagradecidos cuando viajaron por el desierto con Moisés. Si yo hubiera estado allí hubiera sacudido a algunos de ellos y les hubiera dicho: «¡Oigan! ¿Qué les pasa? ¿No es éste el Dios que los sacó de la esclavitud en Egipto? ¿El que separó las aguas del mar Rojo para que pudieran pasar por tierra seca? ¿El que les proveyó de comida desde el cielo? ¿Y todavía tienen el descaro de quejarse del menú? ¡Y ahora están adorando a un becerro de oro? ¡Vuelvan en sí! ¿Cómo podrían olvidarse de la manera como Dios los ha amado y los ha cuidado?»
Pero cuando mi vida se vuelve tan agitada, mi agenda está tan llena de planes, y las cosas urgentes desplazan a las importantes… es raro el momento en que estoy sola con mis pensamientos. Entonces me doy cuenta de que fácilmente podría ser uno de esos hebreos. Y me parece escuchar a Alguien decir suavemente: «Cindy, ¿te acuerdas de Mí?» ¿Cómo podría olvidarlo?
R E F L E X I Ó N
■ ¿Están desplazando al Señor de mis pensamientos otras actividades, incluso buenas? ¿Lo he olvidado?
■ ¿Cómo me ha provisto Dios en el pasado? ¿Con qué frecuencia aparto tiempo para darle gracias por ello?