Hace algunos años tuvo lugar una investigación en Estados Unidos sobre el papel que juega la televisión en la vida de las personas. Se les ofreció dinero a algunas familias para que apagasen su televisión durante dos semanas.
Más de la mitad de las familias renunciaron al dinero después de algunos días, porque les parecía imposible la vida sin la caja de colores. Otros muchos vendieron sus televisores después del experimento, porque se dieron cuenta del tiempo que estaban perdiendo en relaciones, paseos, ayudas y juegos toda la familia juntos.

Nuestro problema es que nos creemos todo lo que aparece en la pantalla loca. Los niños lo hacen, y esa es una de las causas de trastornos psicológicos y de relaciones enfermas entre los menores.

Y nosotros también caemos como tontos en los enredos de mil y una series y programas que desvirtúan completamente lo que ocurre en la realidad. Piensa por un momento en lo que estás viendo…

– En la TV, la vida es muy fácil. Los problemas se solucionan en minutos (Aunque si quieren atraparte en alguna serie se encargarán de que una determinada situación dure al menos seis o siete episodios).
– Normalmente no hay consecuencias de ninguna de las acciones. El «bueno» mata a alguien y no pasa nada. La vecina se acuesta con el señor casado, y todo termina felizmente. En el súper dos chicos «se llevan» algunas cosillas para casa sin pagar, y lo celebran tomando unas cervezas.
– Las cosas siempre terminan bien: las mentiras y los engaños se arreglan. Las personas solas encuentran compañía y el que no es muy agraciado sale con la chica «boom» del instituto. Todo es placer y felicidad.
– También habrás observado que el reinado de la justicia es total: los buenos ganan casi siempre (Y además ¡son más guapos!). Lo cual no ocurre en este mundo, que muchos «caras» hacen lo que les da la gana.
– Y por no seguir con muchas más cosas, ¡Fíjate en los modelos de conducta que ves en tu TV! Orgullo, arrogancia, vanidad, placer sin límites, mentira, engaño, egoísmo, son algunas de las «actitudes» que derrochan los actores y actrices preferidos. ¡Y muchos intentan ser como ellos!

Gran parte de los programas de TV lo único que intentan es controlar nuestra mente. Construir a su imagen y semejanza nuestra manera de pensar, para llegar a vendernos lo que ellos quieren, y hacer que vivamos como ELLOS quieren.

Yo me niego. Prefiero trabajar para hacer mejor el mundo real en el que vivimos. Deseo seguir un estilo de vida que me haga parecer más al Señor Jesús, ¡Eso sí merece la pena!… Y desde luego no voy a preocuparme de encender la caja tonta cuando no tengo nada que hacer.

¡Y reclamo mi derecho a comprar lo que yo quiero aunque no lo anuncien en la tele!

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Jaime Fernández es escritor, músico y director del programa «Nacer de Novo» (TVG)