Diario UniversitarioPiensa en un momento en que realmente hayas sido como «peregrino y extranjero» para Cristo.

Se siente raro cuando uno se aleja de la multitud, ¿verdad? Si pensaste acerca de algún encuentro del tipo extranjero, probablemente revivieras algunas emociones y pensamientos que te pasaron fugazmente por la mente en aquel momento. «Andar raro» no es nada que vaya a aumentar tu popularidad. Hace poco una joven recibió a Cristo en una campaña de evangelización en Milwaukee. Le regalaron un librito que explicaba los pasos necesarios para empezara crecer en su relación con Cristo. De repente paró de leer y preguntó al muchacho que la invitó al evento: «¿Qué tiene de malo mi andar? Dice aquí que tengo que cambiar mi andar.»

Obviamente, ella estaba confundiendo la manera espiritual como «andamos» (vivimos nuestra vida) con su modo de andar físico. Su amigo le explicó amablemente el concepto de vivir como extranjero y peregrino en este mundo. La manera como vivimos debe ser tan diferente —encuanto a valores, reacciones y decisiones— que sea evidente y quede claro que estamos siguiendo a Cristo. Tus amigos se sentirán atraídos a tu «andar» en Cristo si es real… no forzado, ostentoso ni artificial. He aquí cómo se debe andar en Cristo:

•Anda como una persona de Dios (1 Pedro 2:10)

•Anda como hijo santo (apartado) de Dios (v.9).

•Anda como luz que glorifique a Dios (v.12). El mundo puede pensar que tu manera de vivir es extraña. Pero Dios anda junto a ti. ¡Vamos, anda raro!  —TF

REFLEXIÓN

■ ¿De qué manera es mi «andar» diferente de los que no creen en Cristo?

■ ¿Qué puedo hacer hoy para regresar al «estatus de peregrino» en este mundo?

■ ¿Qué me dice Efesios 4:25-32 sobre el andar cristiano?