Al ver a Israel hoy debemos sentir un peso por la salvación de su pueblo así como debemos sentirlo por el pueblo árabe. Debemos hacer todo lo posible por llevar tanto a los judíos como a los árabes al Mesías que dio su vida por ellos.
Pero antes de que podamos presentar eficazmente el evangelio a los israelíes judíos o los palestinos musulmanes, debemos ganarnos su respeto. Los judíos recuerdan los asesinatos en masa y las persecuciones a manos de cristianos nominales en Europa. Por otro lado, los musulmanes recuerdan las atrocidades cometidas por ejércitos cristianos haciendo cruzadas en el nombre de Dios, y las potencias coloniales occidentales explotando la división y la debilidad musulmana. Si esperamos que nos escuchen claramente, no deben percibirnos como personas parcializadas o injustas.
Si ignoramos la injusticia contra los musulmanes o los judíos, la parte favorecida no nos va a respetar por nuestra falta de compromiso con la verdad y con los principios cristianos, y la parte no favorecida nos menospreciará por nuestra hipocresía. En ningún caso seremos dignos representantes de Cristo.
Escrito por: Dan Vander Lugt