La confianza en la perfección, veracidad y confiabilidad de Dios es una suposición básica de la civilización occidental. De hecho, nuestra suposición cultural de la veracidad de Dios está tan profundamente arraigada, que la definición de Dios del diccionario la asume. 1

Claro que nuestra suposición cultural de que Dios es digno de confianza no es lo mismo que una prueba. Al fin y al cabo, no podemos probar que Dios es veraz y digno de confianza más de lo que podemos probar que existe. Pero aunque la confiabilidad de Dios no se pueda probar, negar que sea digno de confianza tiene algunas consecuencias muy graves.

Por definición, Dios es el Creador del universo. Hasta la persona que niega la existencia de un Dios personal debe reconocer que el universo está basado en leyes y principios naturales. Cuando asumimos que la naturaleza está gobernada por leyes que son uniformes, confiables y predecibles, estamos asumiendo que el Creador de la ley natural es veraz y digno de confianza también. Además, si el Creador del universo valora la verdad, se puede esperar que el universo esté «a tono» con la verdad, y que recompense la veracidad. Por tanto, un Dios digno de confianza proporciona las bases para la ética y la moralidad.

Por otro lado, si el universo no hubiera sido por un Dios veraz, no habría base para el conocimiento ni la ética. Nada sería real; todo sería cambiante e ilusorio. Buscar la verdad sería como tratar de agarrar un sueño. En un universo tan caótico, el método científico sería inútil, y la ciencia sería imposible. 2

La Biblia es clara e inequívoca al declarar que Dios es digno de nuestra confianza. Nos dice que:

Irónicamente, aunque los cristianos deberían ser los primeros en afirmar y defender la veracidad de Dios, ha habido momentos en que no han estado dispuestos a aceptar las implicaciones de sus convicciones. Por ejemplo, en el pasado, algunos cristianos concluyeron erróneamente que Josué 10:12-13 exigía la creencia dogmática de que el sol giraba alrededor de la Tierra. 3

No debemos descartar nunca la veracidad de Dios cuando parece incómoda o nos exige abordar preguntas difíciles. La fe en la veracidad de Dios es tan esencial a nuestro bienestar espiritual como el aire que respiramos y la comida que comemos lo son para nuestra salud física. En Deuteronomio 8:3 Moisés describió la importancia de la fe en la veracidad de Dios:

… no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová.…

Nuestro bienestar -y a la larga, nuestra salvación- dependen de nuestra disposición a escuchar y confiar en «todo lo que sale de la boca de Jehová» (cp. Salmo 91:4; 145:18; Juan 8:32; Hebreos 11:6).

Mucha gente vive en negación respecto a la veracidad de Dios. Aunque la mayoría no se da cuenta, ha tomado una decisión grave y mortal. Blaise Pascal, el brillante matemático y científico del siglo XVII, consideraba la opción entre fe e incredulidad una «apuesta»:

Ahora bien, ¿qué daño te hará ponerte de este lado? Serás fiel, humilde, agradecido, generoso, un amigo sincero, veraz. Ciertamente que no tendrás esos placeres venenosos, glorias y lujos; pero ¿no tendrás otros? Te digo que ganarás en esta vida, y que con cada paso que des en este camino verás con tanta certeza tu ganancia y tanto vacío en lo que arriesgas, que finalmente reconocerás que has apostado para obtener algo cierto e infinito, que no te ha costado nada.

O bien creemos en la veracidad de Dios y el significado de la vida, o creemos en la alternativa. Todo depende de nuestra elección.


Notas

  1. «Un ser concebido como perfecto, omnipotente, creador omnisciente y gobernador del universo, el principal objeto de fe y adoración en las religiones monoteístas» (American Heritage Dictionary).
  2. De hecho, hasta asumir que Dios no es veraz es suficiente para bloquear el desarrollo de la ciencia. No es sorprendente que la ciencia se desarrollara en Occidente, donde ha habido una confianza fundamental en la veracidad de Dios, la importancia de la existencia y lo significativa que es la experiencia. En el Oriente, donde la cosmovisión dominante (el panteísmo) mantiene que el mundo material es ilusorio, ha habido grandes pensadores y brillantes descubrimientos. Pero la creencia en un universo ilusorio no podría fomentar nunca el crecimiento firme de la ciencia.
  3. Está claro que el sol pareció detenerse en el cielo. Sin embargo, sabemos sin lugar a dudas que es la Tierra la que gira alrededor del sol. Fue un error interpretar el lenguaje de la apariencia en este versículo como un dato científico.