Pensar que la lógica sola puede llevar a alguien a la fe es como pensar que la lógica puede convencer a alguien de que algo es bello. Imagínese que está conduciendo a través de tierras Navajo en el suroeste de los Estados Unidos con algún amigo que considera el exquisito paisaje un páramo árido. ¿Acaso la lógica lo convencería de que el paisaje es bello? Por cada razón que usted dé para demostrar su belleza, su amigo lo refutará con otra del por qué piensa que dicho paisaje es feo. Usted percibe belleza; él no. La simple lógica no va a cambiar su parecer.

Algunas de las cosas más importantes en la vida trascienden la lógica. Nadie puede idear una prueba lógica para la fe, la belleza o el amor. Si intentamos una «prueba» de estas cosas, al final estaremos más lejos de comprenderlas de lo que estábamos cuando comenzamos. Tales cosas se perciben con algo más que nuestras mentes. Se perciben con algo más profundo que el simple intelecto.

La Biblia hace referencia al corazón1 como el centro de la personalidad humana, y específicamente lo designa como el lugar de la fe (Marcos 11:23, Lucas 24:25; Juan 14:1; Hechos 8:37; Romanos 10:9). Esto no significa que la fe sea irracional. La fe puede defenderse de manera filosófica y lógica. Pero una defensa lógica de la fe está tan lejos de sentirse como una descripción verbal del sabor de las fresas lo está de su sabor real en la boca. El corazón incluye la función de la mente pero va más allá de ésta. Es la inclinación de los corazones de las personas, no sus poderes intelectuales, lo que determina si se dirigirán hacia la fe o hacia la incredulidad. Jesús expresó esto con claridad:

Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios (Juan 3:20-21).

El odio a la verdad hace que los incrédulos usen sus poderes racionales para rechazarla. El odio a la verdad se da en sus corazones. Sus racionalizaciones para rechazarla son la consecuencia –no la causa– de su odio.

Esa es también la razón por la que el autor del libro de Hebreos declara:

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6).

La existencia de Dios –al igual que la existencia del amor y la belleza– puede describirse lógicamente. Pero no se la puede demostrar de manera lógica a alguien que no quiere creer. La fe en estas cosas requiere tener un corazón abierto. Si bien la lógica puede usarse para ofrecer evidencia de la verdad, también puede usarse para racionalizar el mal. Las elecciones finales no son sólo decisiones de la mente sino también asuntos del corazón, en donde la lógica es sólo una herramienta para formar una vida de verdad y bondad, o de ilusión y maldad.

Escrito por: Dan Vander Lugt


Notas

  1. En la Biblia, el término corazón se refiere al «hombre total, con todos sus atributos, físicos, intelectuales, y psicológicos» (New Bible Dictionary). En contraste con esto, el significado de mente generalmente se limita de manera más específica a las capacidades mentales.Así que el término corazón se refiere al centro regidor del hombre, a esa parte de él a la que a menudo se hace referencia con términos tales como carácter, personalidad, voluntad y mente. Por lo tanto, el corazón es un término más amplio e inclusivo que la mente. En el Nuevo Testamento, el corazón es fundamentalmente un sinónimo de persona.