El gnosticismo era un amplio movimiento religioso que comenzó a hacer incursiones significativas en la comunidad cristiana en el siglo II. Combinando elementos de las religiones orientales con la filosofía griega, negaba los elementos esenciales de la enseñanza apostólica.

Muchos eruditos creen que estas luchas del primer siglo con la falsa doctrina en la Iglesia apostólica indican que ya existía en tiempos apostólicos un movimiento «protognóstico» (gnóstico «antiguo» o «primitivo»). Una indicación de la influencia protognóstica en la iglesia naciente fue su necesidad de confrontar a los que negaban la resurrección de Cristo (1 Corintios 15:12; 2 Timoteo 2:17,18), afirmaban que los cristianos podían hacer cualquier cosa que quisieran sin cometer pecado (2 Timoteo 3:5,6; Tito 1:16; 2 Pedro 2:12,18; Judas 1:4,8,11,19; Apocalipsis 2:14-29), y negaban (1 Juan 2:22,23; 4:2,3) que Jesús hubiera venido verdaderamente en carne.

Había muchas variedades del gnosticismo, pero todos los gnósticos creían que una cantidad limitada de personas era capaz de alcanzar una gnosis (conocimiento) espiritual mucho más importante que la que resulta de la «mera obediencia» a la ley moral de Dios. Los gnósticos tendían a negar la bondad del mundo material y de la vida física. Enseñaban que el cuerpo y el resto del mundo físico eran malos y eran la fuente de la corrupción humana. De hecho, creían que la mayoría de la gente era «carnal» e incapaz de ser iluminada, pero que unos cuantos eran «espirituales» y capaces de ser liberados de las ilusiones de este sistema mundano maligno.

Escrito por: Dan Vander Lugt