La vida a menudo nos confronta con situaciones trágicas que nos hacen preguntarnos si Dios está dispuesto a ayudarnos y si puede hacerlo. ¿Por qué permite Dios que pasen esas cosas? ¿Acaso no le importa?
El libro de Job aborda esta cuestión. En esta historia, sorprendentemente pertinente, Dios permite que su mejor ejemplo de lo que es un hombre “justo” sufra terriblemente. La fe de Job se prueba casi hasta quebrantarse, mientras amigos bien intencionados lo acusan de haber hecho algo que merece ese sufrimiento. La lucha de Job continúa hasta que finalmente se acaba ante la evidencia del infinito poder y la sabiduría de Dios.
Es imposible para nosotros comprender plenamente los caminos de un Dios que prueba nuestra fe de tal forma. No obstante, la historia de Job nos recuerda que Dios puede tomar las obras malas hechas por los demás e incorporarlas en el tejido de su plan para bien nuestro.
Dios no protege a su pueblo de toda la maldad y el sufrimiento de un mundo caído. Pero sólo Él tiene el poder de usar el dolor, la persecución e incluso la muerte como parte de su plan para nuestro máximo bien (Romanos 8:28).
Otro ejemplo de cómo saca Dios buenas cosas del mal humano es la historia de José (Génesis 37-50). A pesar de ser vendido por sus hermanos a la esclavitud, José a la larga se convirtió en el instrumento de Dios para salvar la vida a multitudes en Egipto, incluyendo los miembros de su propia familia. Aunque sus hermanos actuaron maliciosamente, Dios usó las malas obras de ellos para Sus buenos propósitos. Cuando los hermanos temieron que él se vengaría después de la muerte de su padre, José dijo: “No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:19-20).
Una de las maravillas de la providencia de Dios es su inalterable poder para demostrar su bondad, incluso por medio de las obras mal intencionadas de sus criaturas. ¡Qué consuelo saber que no hay mal que pueda torcer las buenas intenciones de nuestro Dios soberano!