Sólo Dios entiende el dolor que muchas mujeres sienten cuando descubren que sus esposos ven pornografía. Muchas esposas quedan heridas ante tal descubrimiento. Se enfadan y quedan llenas de dudas personales.
A menudo, las mujeres en esta situación se encuentran en un camino difícil, especialmente si la participación de sus esposos en esta práctica ha seguido un patrón y tiene historia. La traición a la confianza matrimonial crea una profunda herida en el alma de una mujer, y muchas han descubierto que toma tiempo aprender a volver a confiar.
Algunas han tenido esposos que lentamente han vuelto a ganar su confianza haciendo todo lo que sea necesario para terminar con esta práctica, no culpando a sus esposas de sus propios malos actos, y aceptando pacientemente la responsabilidad del dolor emocional y las luchas con la confianza que ellos han causado en sus esposas.
Ir por este camino nunca es fácil para una esposa. Si bien algunas se comprometen a permanecer casadas y a trabajar para vencer el dolor y la desconfianza, otras toman un curso diferente apelando a las palabras de Jesús en Mateo 5:27-28, citándolas como causa para procurar el divorcio. «Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón.»
Su posición es comprensible. Ya que sus esposos desearon sexualmente a otras mujeres mientras veían pornografía, entonces son culpables del pecado del adulterio.Y debido a que el adulterio es causal de divorcio (Mateo 19:9), creen que tienen una causa para procurar el divorcio.
Puede que tengan razón, dependiendo de la severidad y el grado del problema de sus esposos. Es probable que un esposo que se haya adentrado en severas formas de pornografía, tales como la pedofilia o el sadomasoquismo, se haya hundido en un nivel de perversión tal que cause tantos estragos como el adulterio físico. Por supuesto, un esposo que se niega a terminar su relación con cualquier forma de pornografía está traicionando abiertamente su pacto con su esposa. Hablando en términos generales, sólo es cuestión de tiempo antes de que trate de llevar a los hechos la lujuria que ha estado cultivando en su corazón a través de la pornografía. En tales casos, una esposa también tiene base para apelar a las palabras de Jesús como causa de divorcio.
Sin embargo, para ser realistas, si la intención de Jesús era implicar que los pensamientos de lujuria sexual eran causa de divorcio en todos los casos, entonces todo esposo podría quedar divorciado sobre esa base. ¿Qué esposo puede decir que su mente jamás ha divagado en algún tipo de lujuria sexual? Al tratar de comprender las implicaciones de las palabras de Jesús, debemos recordar el contexto en el que habló de la lujuria sexual y del adulterio. Su objetivo principal no era darle a una esposa una causa absoluta de divorcio. Él hizo la conexión entre la lujuria y el adulterio fundamentalmente para hacer la observación de que el pecado es más que simple comportamiento: también es un asunto del corazón.
Escrito por: Jeff Olson