Lejos de ser una religión europea, los orígenes del cristianismo se hallan en el Medio Oriente, un lugar lejos de Europa pero junto a Egipto y el norte de África. Jesús y sus seguidores no tenían los ojos azules ni la piel clara. Eran personas semitas, de piel y ojos oscuros. En cuanto a eso, las Escrituras mismas declaran que la religión de Jehová y Cristo es una religión universal (Génesis 22:17-18; 26:4; Salmo 72; Daniel 2:44; Marcos 16:15; Hechos 8:27-38; 17:22-28; Apocalipsis 11:15).
Cuando el evangelio cristiano empezó a propagarse hace unos 2.000 años por las tierras que están a la orilla del mar Mediterráneo, los pueblos del subcontinente que hoy se conoce como Europa estaban viviendo como tribus, divididos en cientos de idiomas tribales. Al igual que otros pueblos tribales, los europeos eran animistas que adoraban y temían a los espíritus y a veces practicaban sacrificios humanos para apaciguarlos. Contaban una y otra vez las leyendas de sus dioses y héroes ancestrales alrededor de sus fogatas nocturnas.
Aunque muchos de ellos ya habían sido obligados a someterse a la autoridad romana, las tribus europeas en aquellos días se parecían mucho a las tribus africanas de hoy, o a las indígenas del tiempo de Colón. Entre los guerreros capturados en batalla y vendidos en mercados mediterráneos de esclavos había alemanes rubios (entonces conocidos como godos), celtas y britanos pelirrojos, así como iberos bajitos de pelo oscuro (de las regiones que conocemos como España y Portugal). Tendrían que pasar más de 1.000 años de tremendos cambios culturales, sociales, lingüísticos y políticos antes de que las tribus europeas esparcidas y en guerra se consolidaran en las grandes naciones modernas y nominalmente cristianas de Europa.
Todos los pueblos, ya sean africanos, asiáticos, indígenas o europeos, tienen inicios tribales. El cristianismo era esencial a la civilización europea. Pero el cristianismo no es único en la civilización europea. El cristianismo es una religión de toda la humanidad, un árbol que tiene sus raíces plantadas entre pueblos de toda raza y cultura.
No sabemos por qué Dios escogió a los judíos como el pueblo a través del cual se revelaría a Sí mismo. Sus características raciales son tan distintas de las de los europeos como lo son de las de los africanos, los asiáticos y los indígenas. Cierto es que la ubicación central de Palestina fue importante para la propagación del evangelio. Pero los pueblos tribales paganos de Europa fueron civilizados a través de un evangelio que vino a la humanidad en la persona de Jesucristo, un semita de piel oscura que vivió toda su vida en un área pequeña del Medio Oriente, lejos de Europa.
Escrito por: Dan Vander Lugt