El Nuevo Testamento no da una descripción detallada de lo que se ha llamado «el estado intermedio» de aquellos que mueren siendo cristianos. El apóstol Pablo se concentra en la maravilla y el gozo de la resurrección (Romanos 8:19-23; 1 Tesalonicenses 4:13-18). Sin embargo, él dijo que morir es ganancia porque es «estar con Cristo» (Filipenses 1:21-23), y que estar ausente del cuerpo terrenal es «habitar con el Señor» (2 Corintios 5:6-8). Otro pasaje significativo es la promesa de Jesús al ladrón en la cruz de que cuando muriera, iba a estar con Él en «el paraíso» (Lucas 23:43).

Es probable que incluso en el estado intermedio tengamos algún tipo de cuerpo. Pablo dijo que al morir «tenemos de Dios un edificio» (2 Corintios 5:1). El hombre fue creado de manera que sólo está completo cuando tiene un cuerpo.

Estas firmes garantías de que la muerte nos lleva a la presencia inmediata de Dios son consoladoras. Claramente implican que los cristianos que han muerto están disfrutando de un estado consciente de bienaventuranza en presencia de Dios.

Escrito por: Dan Vander Lugt