Aunque existen numerosos grupos en todas las tradiciones religiosas importantes, hay relativamente pocas tradiciones religiosas importantes. Probablemente la tradición religiosa más antigua sea el animismo, el cual se encuentra mayormente entre los llamados pueblos “primitivos” del mundo. El animismo enseña que el mundo está poblado por millares de espíritus que se pueden apaciguar y manipular por medio del ritual y de la magia.

La religión hindú tiene su centro en la India. Como budismo se ha propagado a todo el este de Asia. Esta antigua tradición enseña que todos los seres vivos están en medio de un ciclo de reencarnación. Sostiene que la única forma de alcanzar la salvación es liberándose de la carga del “karma” de uno. Sólo entonces puede uno salir del ciclo de reencarnación, perder la individualidad propia, y mezclarse con el Ser de Dios igual que una gota de agua en el mar.

El islamismo es la religión de Mahoma, un profeta/guerrero que nación aproximadamente 700 años después de Cristo. El islamismo es similar al judaísmo y al cristianismo en algunos aspectos, sostiene la autoridad del Antiguo y Nuevo Testamento, y cree en un Dios. Su libro más sagrado es el Corán. Igual que el judaísmo y el cristianismo, el islamismo desprecia la idolatría y cree en la realidad del castigo eterno o la recompensa eterna en la vida venidera.

Las únicas otras religiones grandes son el taoísmo en la China, y el sintoísmo en el Japón. Estas religiones son panteístas como el hinduismo, pero también tienen una serie de características animistas.

Aunque hay elementos de verdad en todas las tradiciones religiosas, la Biblia enseña que sólo hay una forma en que podemos ser salvos. En Juan 3:3, Jesús afirmó claramente: “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.” En Romanos 10:9 leemos: “Que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.” Jesús mismo dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Sabemos que toda la salvación se logra a través de la muerte sacrificatoria de Jesucristo y su expiación por los pecados del mundo.

Escrito por: Dan Vander Lugt