«Palestino» es el término que identifica a las personas no judías, tanto cristianas como musulmanas, que han vivido en Tierra Santa por generaciones. Durante los últimos 150 años, muchas de estas personas fueron desplazadas por los pobladores judíos que regresaban a su tierra natal ancestral. A medida que los inmigrantes israelíes regresaban en cantidades cada vez mayores, los palestinos respondieron de varias formas. Algunos hicieron las paces con sus nuevos vecinos judíos. Otros toleraron pasivamente las pérdidas palestinas. Y aún otros han recurrido a la violencia y la fuerza de las armas.

Es importante ver que aunque muchas veces a los palestinos se les considera ser simplemente «los enemigos de Israel», la verdadera población palestina tiene una composición y una historia complejas.

Cuando Israel se mudó a la tierra bajo el liderazgo de Josué, se llamaba «la tierra que fluye leche y miel». Puesto que Canaán era una tierra fértil muy acogedora, ha sido habitada desde los tiempos más antiguos. La arqueología ha determinado que Jericó es uno de los lugares habitados más antiguos del mundo.

Cuando Israel conquistó a Canaán, muchos habitantes fueron obligados a salir, pero se quedaron muchos. Muchos israelitas se casaron con cananeas y con personas de las naciones vecinas (Jueces 14:1-3; Rut 1:1-4). Por consiguiente, la tierra nunca fue habitada por israelitas solamente. Además, cuando las clases dominantes de Israel y Judea fueron llevadas al exilio en Asiria, Babilonia y Persia a causa de su incredulidad y por no cumplir con el pacto mosaico, muchas personas comunes se quedaron en la tierra. Se multiplicaron y a ellos se les unieron colonizadores de otras naciones. Cuando el liderazgo israelita regresó y retomó el control político, no expulsó a la gran cantidad de personas no judías ni a los judíos menos observantes que vivían en la tierra. En el tiempo de Cristo, los judíos en realidad eran una minoría en grandes áreas del territorio.

Reiteramos que después de la destrucción de Jerusalén y la dispersión de los judíos por parte de los romanos en el año 70 d.C., muchas personas comunes permanecieron en la tierra. Tenían ascendencia israelita hasta cierto punto, pero no habían formado parte de la rebelión contra Roma. (Fue bajo el gobierno romano que la Tierra Santa, en su totalidad, se llamó Palestina por primera vez, un nombre relacionado con los pueblos fenicios que habían poblado las áreas de la costa durante mucho tiempo.) A medida que el cristianismo se propagó por todo el Imperio Romano, muchos de los descendientes de estas personas comunes de la Tierra Santa se covirtieron en cristianos nominales o genuinos. Luego, en el siglo VII, ejércitos musulmanes de habla árabe conquistaron Palestina, Egipto y todas las tierras nominalmente cristianas del norte de África, junto con España.

Aunque los ejércitos musulmanes obligaron a los cristianos y a los judíos a someterse a la ley islámica e impusieron impuestos y otras restricciones que los convirtieron en «ciudadanos de segunda clase», los dejaron vivir y les permitieron quedarse. Esto incluía a los residentes de Palestina. Además, a diferencia de muchos conquistadores históricos, los árabes no enviaron pobladores a colonizar las tierras que conquistaron, sino que establecieron guarniciones militares en ciudades establecidas para mantener el dominio musulmán. Excepto por un breve período de tiempo cuando los cruzados establecieron una cabeza de playa en el mundo musulmán, el dominio musulmán continuó en Palestina bajo regímenes sucesivos hasta el final de la Primera Guerra Mundial, cuando pasó a estar bajo el control de Gran Bretaña.

Durante todo este tiempo -desde el tiempo del dominio romano hasta el siglo XX- la vida continuó sin muchos cambios. El pueblo trabajaba la tierra, pastoreaba sus rebaños, comercializaba y practicaba las simples profesiones que mantenían la vida de la villa. Aunque la conquista musulmana introdujo el árabe como el idioma de la vida diaria y ofreció ventajas significativas a los que estuvieran dispuestos a convertirse al islam, los cristianos y judíos eran tolerados como «gente de la Biblia», y muchos judíos y cristianos permanecieron en la tierra, continuando sus propias tradiciones y por lo general viviendo en paz con sus vecinos musulmanes.

Hoy en día, la gran mayoría de «palestinos nativos» son musulmanes, pero un porcentaje significativo de ellos son seguidores de otras religiones, incluyendo el cristianismo. Puesto que tienen tradiciones largamente establecidas y una identidad cultural antigua atada a Palestina, sienten resentimiento hacia los esfuerzos israelíes de desplazarlos y obligarlos a ir a otras tierras musulmanas donde no son fácilmente aceptados ni asimilados. Incluso en el exilio, los palestinos retienen su identidad separada y anhelan regresar a su tierra natal.

Escrito por: Dan Vander Lugt