Desde los primeros días de la Iglesia, los cristianos han esperado el día en que Jesús regrese por todos los que creen en Él. Esta esperanza está arraigada en muchos pasajes de las Escrituras, los cuales dicen claramente que el punto no es si Jesús volverá, sino cuándo.

El término rapto se deriva de 1 Tesalonicenses 4:13-18. Igual que otros textos que se refieren al regreso de Cristo, este pasaje habla de cuando Jesús regrese en poder y gloria a resucitar a los muertos. Pero más claramente que cualquier otro pasaje, habla de su “arrebatamiento” de los creyentes.

Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre. Por tanto, confortaos unos a otros con estas palabras (1 Tesalonicenses 4:16-18).

La palabra rapto en sí misma es tomada de la Vulgata, la traducción latina de Jerónimo hecha en el siglo IV. Él tradujo el término griego para “arrebatar” con el término latín que tenía el mismo significado: rapiemur. Rapiemur viene de rapto.

No todos los cristianos usan la palabra rapto, pero para muchos, este término representa bien el glorioso momento en que Jesús aparezca en el cielo para “arrebatar” a su Iglesia antes de venir a rescatar a un remanente de Israel y establecer su reino en la tierra.

Escrito por: Dan Vander Lugt