La esclavitud que toleran las Escrituras debe entenderse en su contexto histórico. Las leyes del Antiguo Testamento que regulan la esclavitud son perturbadoras si se juzgan por las normas modernas, pero en su contexto histórico proporcionan cierto grado de reconocimiento social y protección legal a los esclavos que era avanzado para su época (Éxodo 21:20-27; Levítico 25:44-46).
En tiempos antiguos, la esclavitud existía en todas partes del mundo. Los esclavos no tenían persona ni derechos legales, y eran tratados como propiedad de sus dueños. Incluso Platón y Aristóteles consideraban a los esclavos seres inferiores. Por inhumana que fuera esa esclavitud, debemos tener en mente que a veces era una alternativa a la masacre de poblaciones enemigas en tiempos de guerra y a la falta de alimentos que sufrían los pobres durante épocas de hambruna. Fue para la gente de esta dura etapa para quien la Biblia se escribió por primera vez.
En tiempos del Nuevo Testamento, la labor de los esclavos era fundamental para la economía del Imperio Romano. Cerca de un tercio de la población estaba compuesta de esclavos. Si los escritores del Nuevo Testamento hubieran atacado la institución de la esclavitud directamente, el evangelio se hubiera identificado con una causa política radical en una época en que la abolición de la esclavitud era inconcebible. Apelar directamente por la liberación de los esclavos hubiera sido inflamatorio y una amenaza directa al orden social.1 Por consiguiente, el Nuevo Testamento reconoció la existencia de la esclavitud instruyendo tanto a los amos como a los esclavos cristianos la manera como debían comportarse (Efesios 6:5-9; Colosenses 3:2; 4:1; 1 Timoteo 6:2; Filemón 1:10-21). Al mismo tiempo, declaró abiertamente la igualdad espiritual de todo el mundo (Gálatas 3:28; 1 Corintios 7:20-24; Colosenses 3:11).2
El evangelio causó primero el efecto práctico de deshacerse de la esclavitud dentro de la comunidad de la iglesia primitiva.3 También llevaba consigo las semillas de la posible abolición completa de la esclavitud en el mundo occidental.
El hecho de que la Biblia nunca condenara expresamente la institución de la esclavitud ha sido usado erróneamente como razonamiento para continuarla. En el sur de los Estados Unidos, antes de la Guerra Civil, muchos cristianos nominales interpretaron erróneamente el enfoque de la Biblia con respecto a la esclavitud y usaron su mal entendido para justificar intereses económicos. El terrible uso de trabajadores esclavos africanos siguió a pesar de aquellos que argumentaban con las Escrituras la igualdad de todas las razas.4
Sólo bajo el liderazgo de Abraham Lincoln puso fin un gobierno estadounidense a la pesadilla de la esclavitud que por mucho tiempo malogró la conciencia estadounidense. El costo fue incalculable. En ninguna otra parte del mundo se derramó más «sangre de hermanos» por el asunto de la esclavitud que en los Estados Unidos. (Más de 600.000 soldados fueron muertos en la Guerra Civil.) Tal como dijera el presidente Lincoln:
Esperamos afectuosamente -y oramos fervientemente- para que este poderoso flagelo de la guerra pueda pasar pronto. Sin embargo, si Dios quiere que continúe, hasta que se hunda toda la riqueza acumulada por el trabajo no correspondido de los esclavos durante 250 años, y hasta que cada gota extraída con el látigo sea pagada con otra extraída con la espada, como se dijo hace 3.000 años, todavía debe decirse: «Los juicios del Señor son verdaderos y justos.»
Hoy el mensaje cristiano de la igualdad espiritual de todos los hombres bajo la soberanía de Dios se ha propagado al mundo entero, y rápidamente se está convirtiendo en la norma por la cual se miden los valores humanos de todas las naciones.
Escrito por: Dan Vander Lugt
- Para el tiempo de Cristo había habido varias rebeliones grandes de esclavos. La rebelión conducida por Espartaco en el año 73 a.C. aterrorizó a todo el sur de Italia. Su ejército derrotó a los romanos en dos feroces batallas antes de que fuera derrotado y sus sobrevivientes crucificados.
- También en directa contradicción con los valores paganos, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento negaron claramente que hubiera nada denigrante en el trabajo físico. Jesús y sus discípulos eran «obreros», y Pablo era fabricante de tiendas por oficio (Marcos 6:3; Hechos 18:3; 20:33-34; 1 Corintios 4:12; 2 Tesalonicenses 3:8,11).
- Ya para el siglo II, un antiguo esclavo llamado Pío era obispo de Roma.
- William Wilberforce es un excelente ejemplo de la influencia del evangelio. Candidato improbable para conversión, era un miembro de la clase alta y una nueva estrella de la política inglesa. Su conversión al cristianismo lo condujo a dedicar toda su vida a la abolición de la esclavitud en el Imperio Británico. Su sueño se cumplió justo antes de su muerte en 1833, cuando la Cámara de los Comunes aprobó una ley que abolió la esclavitud.Otro ejemplo es John Newton, el autor del amado himno «Sublime gracia». Newton era comerciante de esclavos antes de convertirse. Después llegó a ser un cruzado para la abolición de la esclavitud, y una importante influencia en la vida de William Wilberforce.