La Biblia indica que el orgullo fue el elemento que llevó a Lucifer a rebelarse contra Dios (Isaías 14:12-14; Ezequiel 28:12-19). Su orgullo lo llevó a cometer un acto de máxima locura: el rechazo de la autoridad de Dios y Su prioridad como Creador.
Satanás continúa hoy su rebelión desesperada aborreciendo a Dios y a todo lo que le honre (Juan 8:42-44). Satanás es como un terrorista que aborrece a su enemigo con tal pasión que está dispuesto a sacrificar su propia vida para matarlo. Tal vez la mente satánica se ha vuelto tan perversa y retorcida que ya no es capaz de ser objetiva. El «padre de mentiras» puede haberse convertido en víctima de sus propios engaños.
Escrito por: Dan Vander Lugt