Los descendientes físicos de Abraham incluyen tanto a judíos como a árabes. A través de su hijo Ismael, Abraham dio al mundo una rica herencia cultural y de logros árabes. A través de su hijo Isaac, Abraham dio al mundo un linaje judío que fue escogido por Dios para ser una nación especial de siervos. A través de Israel, Dios también dio al mundo una revelación espiritual de Sí mismo que incluye las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento. Sin embargo, el mayor cumplimiento de la promesa de Dios de bendecir al mundo entero por medio de Abraham (Génesis 12:1-3) se vio en el tan esperado Mesías y Salvador de Israel que murió por los pecados de todo el mundo y resucitó para ofrecer vida nueva a todo el que crea en Él.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo, y nos ha levantado un cuerno de salvación en la casa de David su siervo, tal como lo anunció por boca de sus santos profetas desde los tiempos antiguos, salvación de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos aborrecen; para mostrar misericordia a nuestros padres, y para recordar su santo pacto, el juramento que hizo a nuestro padre Abraham (Lucas 1:68-73).

Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con vuestros padres, al decir a Abraham: Y EN TU SIMIENTE SERAN BENDITAS TODAS LAS FAMILIAS DE LA TIERRA. Para vosotros en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a su Siervo, le ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades. (Hechos 3:25-26).

A través de este Mesías, Abraham también tiene descendientes que no forman parte de su linaje físico. El apóstol Pablo declara que la simiente de Abraham también puede ser espiritual:

Por consiguiente, sabed que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham (Gálatas 3:7).

Y si sois de Cristo, entonces sois descendencia de Abraham, herederos según la promesa.

Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por amor de vosotros los gentiles (si en verdad habéis oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada para vosotros; que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes os escribí brevemente. En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio (Efesios 3:1-6).

Como muestran estos versículos, la Iglesia de hoy representa la “simiente” espiritual de Abraham más realmente que uno que es sólo descendiente físico sin compartir su fe. Sin embargo, La Escritura afirma que la nación de Israel, la simiente física de Abraham, también a la larga cumplirá las muchas profecías del Antiguo Testamento de restauración y renovación espiritual (Ezequiel 36,37; Daniel 9:24-27; Isaías 2:11; 35; 65:18-25; Miqueas 4:1-5; Zacarías 14:4-21) y compartirá con la Iglesia las promesas que Dios hizo a Abraham, su padre espiritual.

Escrito por: Dan Vander Lugt