Algunas personas no creen que sea muy importante. Puesto que el liderazgo requiere flexibilidad, hay quienes piensan que una persona con altos ideales y profundas convicciones morales será menos pragmática o realista que una persona con menos escrúpulos.
A corto plazo, es innegable que la gente inescrupulosa a veces tiene ventaja. La gente muchas veces considera la rendición personal de cuentas y una visión a largo plazo menos atractivas que las ventajas inmediatas y la oportunidad de seguir el ejemplo de un líder carismático.1
El salmista describió elocuentemente el éxito temporal de los malvados (Salmo 37:35; 73:3). Jesús también reconoció las ventajas a corto plazo de los que no tienen principios (Lucas 16:8). Pero aunque la gente sin principios que está en el poder puede obtener un éxito rápido, ellos y sus seguidores siempre cosechan las consecuencias de su inmoralidad y oportunismo. Los escritores del Antiguo Testamento describieron gráficamente los resultados de un liderazgo malvado (Salmo 7:11-16; 9:15; 37:7-15; Proverbios 28:10; 29:6; Eclesiastés 10:5-9), y también Jesús (Mateo 6:23; 15:14; 23:15; Lucas 6:39-40; 11:34).
Sin embargo, a largo plazo, una persona de integridad tiene la ventaja. El buen carácter puede limitar las opciones de una persona a veces, pero la sabiduría fluye del buen carácter (Job 28:28; Salmo 1:1-4; 111:10; Proverbios 3:3-4). A largo plazo, una persona de integridad tiene la ventaja. Además, una buena persona no tiene que ser ingenua. Jesús dijo a sus discípulos que fueran «astutos como serpientes, pero sencillos como palomas». Puesto que viven como ovejas en medio de lobos (Mateo 10:16), los cristianos necesitan poder entender la mentalidad de un depredador («astuto como serpiente»), al tiempo que siguen siendo gentiles e incorruptos por dentro («sencillos como palomas»). Un líder verdaderamente eficaz —y sobre todo un líder cristiano— no se va a caracterizar por la inflexibilidad, sino por su motivación firme y fundamental (Mateo 20:25-28; 23:8-12). La dedicación a los principios y la genuina preocupación por los demás puede a veces ser una desventaja a corto plazo, pero a la larga, va a atraer seguidores leales, a crear un éxito duradero, y a ganar la bendición de Dios (Salmo 37:34; Isaías 40:31; Gálatas 6:9).