Esta idea proviene de una mala comprensión de Mateo 16:17-18. Para entender este pasaje correctamente necesitamos considerar dos afirmaciones hechas por el apóstol Pablo acerca del fundamento de la Iglesia. Primero, él declaró que el cuerpo de Cristo está “edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular” (Efesios 2:20). En estos versículos, Pablo describió claramente a Jesucristo como la piedra angular, y a los apóstoles y profetas como las piedras que son el fundamento colocado alrededor de Él y sobre Él. Segundo, en 1 Corintios 3:10-11, Pablo se refirió a sí mismo como arquitecto que erige una estructura sobre Jesucristo, el cual es la base de la Iglesia. Como uno de los apóstoles, él está incluido, pero no recibe reconocimiento especial.

Hay un interesante juego de palabras escondido en el texto griego de Mateo 16:18. Jesús dijo: “Yo también te digo que tú eres Pedro” (griego petros). Literalmente, leeríamos esto: “Tú eres Roca.” Luego nuestro Señor agregó: “Y sobre esta roca (petra) edificaré mi iglesia.” La palabra griega petra se refiere a un enorme pedrón o peñasco rocoso y no a una piedra. Él no dijo que edificaría la Iglesia sobre Pedro, sino sobre “esta roca”, la verdad que Pedro tan noblemente confesó cuando dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16). En otras palabras, Jesús estaba indicando que la Iglesia sería edificada sobre Él mismo. Sólo Él es la Roca, la piedra angular.

Algunos eruditos objetan esta interpretación porque dicen que Jesús probablemente habló en arameo, un idioma que no hace la distinción entre una forma masculina y otra femenina de la palabra roca. Este argumento no viene al caso. Jesús pudo fácilmente haber hecho la misma distinción por medio de la inflexión de su voz o de un gesto. El hecho significativo es que el autor inspirado (Mateo) usó dos términos griegos diferentes. Si Jesús quería decirle a Pedro que él era la roca sobre la cual sería edificada la Iglesia, pudo haberlo dicho muy claramente. Pudo haber dicho: “Yo también te digo que tú eres Pedro (petros), y sobre ti edificaré mi Iglesia.”

La idea de que Jesús designó a Pedro como el primer papa no está apoyada por este versículo ni por ningún otro pasaje del Nuevo Testamento. No encontramos ni una ocasión en que Pedro afirme autoridad sobre los demás apóstoles. Tampoco encontramos un pasaje donde los demás reconozcan a Pedro como su superior. Además, cuando Pablo fue a Jerusalén a consultar con los ancianos de la Iglesia sobre el “problema judío”, se reunió con tres hombres que se consideraban igualmente pilares: Jacobo, Pedro y Juan (Gálatas 2:9). Ningún hombre del primer siglo asumió para sí la autoridad que la Iglesia Católica Romana afirma tener para el papa.

Escrito por: Dan Vander Lugt