La relación entre padres e hijos es importante, pero no tan fundamental como la relación entre los cónyuges (Génesis 2:24). Sin embargo, muchas veces los padres sienten la presión de poner a los hijos primero en la familia, y en el proceso, descuidan a su cónyuge.

Es natural que los padres quieran proteger a sus hijos. Pero los padres que han pasado por un divorcio que les ha destrozado la vida se sienten especialmente protectores. No quieren que sus hijos sufran más o temen perderlos de nuevo. Por esa razón, el poner a un nuevo cónyuge en primer lugar puede dar la sensación de estar traicionando a sus hijos.

Los niños necesitan saber que uno los ama y que siempre va a estar presente. Igual de importante es para ellos la necesidad de la seguridad de un hogar estable. Un matrimonio sano da a los niños esa seguridad, porque cuando el esposo y la esposa están pendientes de los intereses del otro, también estarán pendientes de los intereses de los niños.

El poner a su cónyuge en primer lugar nunca significa que usted descuide o abuse de sus hijos. Y por supuesto no significa que usted permita que un nuevo cónyuge descuide o abuse de los niños. En una familia mezclada, debe abordarse y hablarse incluso del favoritismo, lo cual es natural. El ignorar el tratamiento injusto es malo (Romanos 12:9). Los padres siempre son responsables de proporcionar hogares amorosos, seguros y sanos en los que sus hijos crezcan (Proverbios 14:26).

Es importante que los esposos y las esposas consideren los sentimientos y las opiniones de ambos. Tienen que permanecer unidos y avanzar en la misma dirección como pareja y como padres. Deben buscarse el uno al otro y demostrar una profunda preocupación y respeto mutuo. Un cónyuge solícito y amoroso sabe que lo que les afecta, afecta a su cónyuge y a los niños. Los matrimonios felices con amorosos, respetuosos y considerados (Efesios 5:21-33).

Un buen matrimonio no sólo da a los niños la seguridad de un hogar estable, sino que también les da un ejemplo positivo de lo que Dios quería que fuera el matrimonio. Aprenderán acerca del amor, la confesión, el perdón, la rendición de cuentas, la responsabilidad y la honestidad. Los padres que se aman profundamente ayudan a sus hijos a desarrollar expectativas realistas sobre lo que se necesita para construir un matrimonio sólido. Los niños necesitan ese tipo de ejemplo para tener esperanza para su propio futuro.

Escrito por: Allison Stevens