Sabrina, que sólo tiene ocho años de edad, regresa de pasar el fin de semana con el padre o la madre con quien no vive permanentemente y le habla del video que vio. A medida que describe ciertas escenas, usted siente que se le ponen los pelos de punta. Usted nunca hubiera permitido que su hija/o viera ese video por su contenido inmoral. Pero su ex cónyuge no ve nada malo en ello, y usted siente que no puede hacer nada al respecto. Esto es una pesadilla para un padre o una madre que esté tratando de inculcar buenos valores a sus hijos.
Por mucho que les gustaría, los padres no pueden proteger completamente a sus hijos de todas las influencias negativas.1 Tampoco hay ninguna garantía de que los hijos vayan a escoger el camino correcto en la vida. Sin embargo, hay maneras en que los padres pueden ayudar a los hijos a cultivar una firme conciencia moral a pesar de la diferencia de valores que haya entre los padres.
El punto inicial para alimentar la conciencia de sus hijos es dar un ejemplo moral. No es tanto lo que los padres digan a sus hijos sobre cómo vivir, sino lo que los padres hagan lo que causa el mayor impacto en ellos. Sea usted la clase de persona que quiere que sean sus hijos. Viva una vida Cristocéntrica: una vida de verdad, amor y confianza en Dios (1 Pedro 2:21; 1 Corintios 11:1; Tito 2:6-8). Y cuando no cumpla con estas normas, no sea demasiado orgulloso como para no pedir perdón a sus hijos. Los niños a menudo aprenden más cuando sus padres piden perdón, que cuando éstos intentan ser «perfectos».
Mientras usted trata de ser un buen ejemplo para sus hijos, también prepárelos para manejar circunstancias futuras que ellos puedan encontrar en el hogar del padre o la madre con quien no viven. Reconozca que estas situaciones son oportunidades para crecer y para cultivar un buen carácter. Por ejemplo, ayude a sus hijos a ver cómo los videos seculares no se corresponden con los valores bíblicos como el amor, la pureza y la responsabilidad. Evite sermonearlos y hablarles mal de su ex cónyuge. Más bien ayúdelos con paciencia a pensar en las cosas que van a tener que enfrentar y en las decisiones que tienen que tomar en los años venideros (Proverbios 22:6; 1 Tesalonicenses 5:14).
No sólo es importante preparar a sus hijos de manera proactiva para situaciones futuras, sino que es igualmente importante usar momentos de la vida diaria en los que pueda enseñarles para reforzar la conducta apropiada. Deuteronomio 6:5-7 dice: «Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.» Los momentos ordinarios que pase con sus hijos tales como cenar, limpiar el patio o leer una historia a la hora de acostarlos, pueden darle oportunidades para inculcarles los valores correctos.
El establecer reglas y consecuencias apropiadas para la edad en su propio hogar reforzará los buenos valores. Explique las razones que hay detrás de las reglas (basándose en valores bíblicos) y establezca claramente las consecuencias de la conducta impropia. Por ejemplo, la mentira no debe pasarse por alto. Debe abordarse y debe haber consecuencias apropiadas. Al experimentar las consecuencias de sus acciones, el niño se da cuenta de que necesita cambiar su conducta o actitud. Este adiestramiento constante seguirá inculcándole valores morales en su conciencia (Proverbios 13:24).
Los padres no deberían solamente señalar lo que los hijos hacen mal, sino que deben también reconocer y alabar a los hijos por tomar buenas decisiones (Proverbios 12:25). El aplaudirle a su hijo la conducta positiva refuerza el concepto de lo bueno y lo malo y lo motiva a seguir haciendo lo correcto.
Fomente una relación sana con sus hijos pasando tiempo con ellos y escuchándolos. Los padres que invierten tiempo en escuchar sinceramente a sus hijos les dan un sentido de valía. Eso les dice que son amados y que sus pensamientos y sentimientos son importantes. Los niños adoptan los valores de la gente cuyo amor perciben. Jesús aprobó el pasar tiempo con los niños cuando dijo a sus discípulos: «Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos» (Mateo 19:14).
Aunque los ex cónyuges podrían tener valores completamente distintos, cuando usted da el ejemplo de una vida centrada en Cristo y enseña por medio del amor y la disciplina, su hijo verá una diferencia significativa entre su hogar y el hogar de su ex cónyuge. Ore fervientemente para que con el tiempo, el niño pueda ver los beneficios de vivir una vida moral.
Notas: