Los niños sufren cuando sus padres se divorcian. Se sienten incapaces de detener el divorcio y, a veces, hasta se sienten responsables de causarlo. Sin embargo, los padres amorosos desean ayudar a sus hijos a manejar la agitación y confusión emocional que suceden durante un divorcio y después. Afortunadamente, la Biblia da directrices sobre cómo pueden ayudar los padres a sus hijos durante tiempos perturbadores como el divorcio.

Asegúreles que los ama. Así como Dios nos consuela y nos da esa sensación de seguridad al recordarnos que es nuestro Padre celestial de amor que nunca nos dejará (Hebreos 13:5; Salmo 139-16), los padres divorciados necesitan dar a sus hijos una seguridad infinita de que los aman y los cuidan profundamente. Los niños cuyos padres se están divorciando temen ser abandonados. Les cuesta confiar en que su mundo no se les va a venir abajo. Por eso, la pareja que se está divorciando necesita decir a sus hijos repetidamente que los aman y que, a pesar de que uno de ellos se va de la casa, siempre estarán presentes para ayudarlos. Los padres que con ternura aseguran a sus hijos su continuo amor y compromiso pueden hacer mucho para tranquilizar la mente y el corazón de sus hijos, incluso en medio de la agitación del divorcio. Si un niño no se siente amado y seguro, le va a ser muy difícil enfrentar los otros desafíos de la vida (Proverbios 13:12). La tranquilidad que usted le brinde también puede plantar una semilla de confianza futura de que Dios los va a cuidar.

No sólo son importantes las expresiones verbales de su amor, sino también que usted se esfuerce para mostrar su amor por medio de sus acciones. Crear una vida de hogar estable es una alta prioridad, y demuestra que sus hijos son importantes para usted. Trate de conservar la mayoría de las rutinas. Por ejemplo, si es posible, no los cambie de escuela. Si los niños estaban involucrados en alguna escuela, iglesia o actividades de la comunidad antes del divorcio, haga todo lo posible por mantenerlos involucrados en esas mismas actividades. Reducir los cambios al mínimo puede ayudar a los niños a permanecer conectados con la vida que tenían antes del divorcio. Claro que algunas cosas van a cambiar, pero las rutinas firmes y el mantener el mismo sistema de apoyo (amigos y familia) durante la experiencia pueden ayudar a los niños a lidiar mejor con el dolor y la confusión emocional.

Otro principio importante de la Biblia es que podemos ser honestos y abiertos acerca de nuestros sentimientos. Esa expresión honesta de nuestras verdaderas emociones nos puede liberar de patrones de pensamiento, sentimiento y conducta que no son sanos (Salmos 107:6,13,19,28; 118:5). Los niños que pasan por el divorcio de sus padres experimentan una variedad de emociones tales como ira, tristeza y culpa. El no dejar salir estos sentimientos inhibe el crecimiento de los niños. También les crea tensiones internas y «actúan» según se sienten, por lo general de maneras no saludables. El problema es que es difícil para muchos niños saber lo que están sintiendo y reconocer cómo influyen sus sentimientos en su conducta. Los padres pueden ayudar a sus hijos exhortándolos (no obligándolos) a expresar sus emociones por medio de la conversación, el arte, la música o alguna otra forma de comunicación. Luego hablen juntos sobre los sentimientos y vincúlenlos con su conducta («Golpeaste a tu hermano porque estabas enojado»). Ayude al niño a ver que hay mejores formas de lidiar con la emoción («Vamos a hablar de otras maneras en que puedes expresar tu ira»). A veces, un niño puede ocultar sus sentimientos hasta el punto de que el padre o la madre no puede hacer la conexión entre la emoción y la conducta. Es en este punto donde muchos padres se han beneficiado de la ayuda y el consejo de un consejero o psicólogo.

Todos los divorcios son diferentes, pero producen problemas comunes: temor de abandono, cuestiones de ajustes y dificultad para comunicar los sentimientos. Los padres que expresan su amor a sus hijos por medio de la seguridad, la estabilidad y dándoles la oportunidad de expresar sus sentimientos pueden ayudarlos a lidiar con la agitación del divorcio.

Escrito por: Allison Stevens