Te estás complaciendo en el calor de un gran momento familiar, con todos tus hijos a tu alrededor y tu esposo. Entonces, uno de tus hijastros interrumpe diciendo: “Papá, ¿recuerdas cuando solías mecerme para irme a dormir con mi osito especial de peluche cuando yo tenía pesadillas? Aquellos fueron buenos tiempos, ¿verdad?”

Tu esposo responde: “Sí, cariño. Lo recuerdo. Aquellos fueron tiempos muy especiales.” Luego él se inclina y da un beso al niño o la niña en la frente.

En las familias que no han sido destrozadas por el divorcio, este intercambio entre padre e hijo/a es bienvenido. Pero puede ser otra cosa muy distinta en una familia mezclada. Un recuerdo agradable que trae deleite a un miembro de la familia también puede crear una sensación de aislamiento en otro.

Cuando los recuerdos que no se han compartido entran en la conversación, el padrastro o la madrastra en realidad puede llegar a sentirse como un extraño mirando en el interior de otra familia. Esto puede aumentar y la persona puede sentirse no deseada o innecesaria. A su vez, estos sentimientos pueden llevar a los celos.

Hay al menos cuatro cosas que un padrastro o una madrastra puede hacer para abordar los celos causados por recuerdos compartidos por un sólo lado de la familia.

  • No se deje llevar por los celos. Reconozca que siente celos, pero dese cuenta de que éstos son sentimientos de los que usted no debería dejarse llevar. Si lo hace, sólo conseguirá aumentar la tensión que siente. Maneje sus sentimientos y no permita que éstos dirijan sus acciones hacia sus hijastros o su cónyuge. Lo único que conseguirá será hacer daño a esas relaciones. Como siervos de Cristo hemos de orar por fortaleza para dejar de lado nuestras necesidades por el momento y dejar que se satisfagan las necesidades de otra persona. «No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás» (Filipenses 2:4).
  • Comparta sus sentimientos con su cónyuge. Hablar con su cónyuge puede ayudar a que usted no se sienta como que le han echado a un lado, sobre todo si su cónyuge escucha sin juzgarle. Sin embargo, hay quienes reprimen sus sentimientos, lo cual parece hacerles adoptar una vida y una realidad propia. El mantener sus emociones reprimidas puede distorsionar su perspectiva. Sin embargo, «decir la verdad en amor» puede ayudar a impedir que se desarrolle una perspectiva retorcida, y fomentar una mayor comunicación e intimidad entre usted y su cónyuge (Efesios 4:15).
  • Construya sus propios recuerdos. Los buenos recuerdos son esenciales para que haya cercanía entre los miembros de la familia. Los recuerdos nos hacen sentir afirmados y cerca los unos de los otros. De la misma forma, tenemos recuerdos compartidos con nuestro Padre celestial. Recordamos lo que Él ha hecho por nosotros para poder continuar una relación estrecha y de confianza con Él (Salmo 105:5).
    Algunas de las formas en que los padres pueden transmitir recuerdos felices a sus hijastros es por medio de rituales familiares especiales, vacaciones y nuevas tradiciones familiares. Los días de fiesta y los cumpleaños son grandes oportunidades de crear lazos familiares únicos, pero incluso los momentos ordinarios también se pueden convertir en algo especial para los niños (por ejemplo, montar bicicleta juntos, leer junto a la chimenea, comer palomitas de maíz mientras se ve una película). Recuerde estos buenos tiempos grabando videos caseros, tomando fotografías o sencillamente recordando juntos.
  • Reconozca la importancia de que un hijastro comparta recuerdos con su padre o su madre. Así como es importante para su familia mezclada construir nuevos recuerdos, es crucial que los niños permanezcan vinculados a sus padres por medio de viejos recuerdos. A los niños les encanta recordar cómo eran las cosas cuando eran pequeños, y esa necesidad es mayor en una familia mezclada. Puesto que su familia se desunió, ellos tratan desesperadamente de juntarla de nuevo para que no se borre. Estos recuerdos les dan una sensación de estabilidad al recordar cómo fueron amados. Dios también hace una crónica de manera compasiva de quienes somos y de cómo hemos sido amados. 1 Juan 3:1 nos recuerda: «Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos.…» De esta forma, la Biblia es un libro de recuerdos del gran amor de Dios hacia nosotros.

A veces usted se sentirá cerca de sus hijastros, pero otras parecerá que se han desconectado debido a los recuerdos que no comparten. Esto es difícil, y sin embargo, forma parte natural de lo que es estar en una familia mezclada. Dejar de lado los sentimientos de celos por el momento, hablar con su cónyuge, construir nuevos recuerdos y valorar los recuerdos compartidos entre padres e hijos puede darles la libertad de crecer y unirse para llegar a ser una familia mezclada sana.

Escrito por: Allison Stevens