Según Tito 2:5, es importante que una mujer cuide de su casa. Las mujeres han de ser “prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.

El propósito de Pablo al decir a las mujeres que sean puras, prudentes y cuidadoras de su casa se encuentra en la última parte del versículo: “para que la palabra de Dios no sea blasfemada”. ¿Cómo pueden las mujeres cristianas responsables honrar a Dios en nuestra cultura? ¿Cómo tomamos decisiones para nuestra familia que no pongan nuestra fe en ridículo? ¿Qué significa ser cuidadosa de la casa? ¿Acaso ese mandamiento trasciende el tiempo y la cultura? ¿Es que quedarse en casa forma parte del papel que Dios nos dio? ¿O es una norma cultural?

No parece haber respuestas claras a estas preguntas, pero existe un principio dominante que debe guiar nuestras decisiones y acciones. Debemos vivir vidas intachables delante de Dios y del mundo. No debemos hacer nada que sea negligente ni irresponsable, sometiéndonos así a una crítica que daría una mala imagen de Cristo. Nuestras acciones deben hablar bien de nuestro Señor, no dejar lugar a dudas.

¿Cómo puede una mujer cuidar su casa de tal manera que dé una buena imagen de su Señor? Una mujer que esté siguiendo la guía de Dios en su vida, usando sus talentos y dones para glorificar a Dios, es una mujer que honra a Dios. ¿Qué cosas debilitarían mi testimonio como mujer de Dios? Un hogar que sea constantemente caótico y desordenado; niños sin supervisión ni cuidado; gastos y deudas descontrolados; una gran disensión en el hogar; falta de respeto entre los esposos y los hijos.

En una cultura que a veces exige que haya dos ingresos en los hogares, ¿debe hacerse responsable a las mujeres de hoy de que sean administradoras de su casa de la misma forma en que lo eran las mujeres del Nuevo Testamento? ¿O es que deben los dos cuidar de la casa si ambos trabajan fuera del hogar? A veces nos enredamos en la pregunta: “¿Quién debe trabajar fuera del hogar?” cuando leemos las Escrituras, y no nos damos cuenta de que existe un propósito más elevado. El llamamiento más elevado es proteger la Palabra de Dios. La pregunta primordial a considerar no es si la mujer debe trabajar fuera del hogar, sino: “¿Dan nuestros hogares una buena imagen del Señor?”

Fundamentos para edificar su hogar

Los siguientes principios son el fundamento sobre el cual hemos de edificar nuestros hogares, hogares que honren a Cristo y sean un testimonio al mundo.

Primero, Dios ha establecido la familia para que sea un reflejo de Cristo y la Iglesia (Efesios 5:21-6:4). Nuestros hogares tienen que reflejar la unidad y el amor de Cristo. Nuestro amor a nuestras familias debe ser sacrificatorio, de la misma forma en que el amor de Cristo es sacrificatorio. Él dejó su trono y sacrificó su vida por nosotros, y hemos de emular esa clase de humildad y sacrificio en nuestros hogares. Hemos de someternos, exhortarnos, y lo más importante, amarnos unos a otros (1 Corintios 13, Efesios 5:22, Hebreos 3:13). El amor debe guiar nuestras decisiones al relacionarnos con Dios, nuestras familias y nuestro mundo.

Segundo, Dios es nuestro proveedor para nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales (Salmo 23:1; 34:10; Mateo 6:28-34; Santiago 1:17). Si estamos haciendo lo mejor que podemos para proveer para las necesidades de nuestra familia, podemos contar con que Dios llenará los huecos. Dios proveerá para las necesidades singulares de cada familia.

Tercero, Dios dice que será un Padre para los huérfanos (Salmo 68:5). Si es usted un padre soltero o una madre soltera, tiene más tensión porque está tratando de desempeñar el papel de ambos padres en el hogar. Tal vez crea que tiene por delante una tarea imposible. Pero Dios aligerará su carga en formas previsibles protegiendo, guiando y proveyendo para usted y sus hijos.

Puntos clave para recordar

Cuando vaya a tomar la decisión de si debe trabajar o no fuera del hogar, tenga estas cosas en cuenta:

  1. Establezca prioridades en su vida. Haga una lista de sus compromisos (por ejemplo familia, dinero, etc.) en orden de importancia, con su familia en primer lugar. Las necesidades reales de su familia deben suplirse antes que cualquier otra cosa menor (Proverbios 31:10-31). Asegúrese de que sus prioridades estén de acuerdo con las Escrituras, y luego base su decisión en esa lista de prioridades. Considere en actitud de oración la situación económica de su familia. Elabore un presupuesto que funcione para usted, y haga cambios cuando sea necesario. Si lo intenta, ¿puede cumplir con sus obligaciones económicas con un solo ingreso?
  2. Decida qué es lo que usted considera una guardería “de calidad”. Sin duda alguna, no hay guardería que pueda proporcionar el amor y el cuidado que puede ofrecer usted. Sin embargo, esto no significa que una guardería no le pueda ofrecer a su hijo un ambiente de formación. Tómese el tiempo de observar y seleccionar un ambiente donde se fomenten sus valores y se les inculquen a sus hijos. Los padres que trabajan deben proporcionar a sus hijos el mejor cuidado posible mientras se encuentran fuera del hogar. Las investigaciones muestran que los estímulos e interacciones que reciben los niños a temprana edad tienen un impacto profundo en el desarrollo de las emociones y habilidades (Revista Newsweek, verano de 1997, “How To Build A Baby’s Brain”, p. 28). Por esa razón, es importante escoger para su niño un cuidado que fomente el crecimiento emocional e intelectual de su niño.
  3. Utilice los recursos de sus parientes. ¿Podría y querría una abuela o abuelo cuidar a su hijo parte del tiempo? Puede que estemos viviendo en una época en que redescubramos el valor de los parientes y cómo pueden unirse y ayudarse mutuamente trabajando para el bien de la familia.
  4. Busque flexibilidad en el empleo que tiene ahora. ¿Puede usted o su esposo buscar alternativas de trabajo? Tal vez sus horarios se puedan combinar de tal manera que uno de los dos esté en la casa con los niños la mayor parte del tiempo. Los trabajos que ofrecen flexibilidad en el horario, que se pueden compartir con otros empleados o que se pueden hacer desde la casa son opciones que pueden dar más flexibilidad a sus horarios y permitirle pasar más tiempo con los niños.
  5. Investigue otros medios de ingreso que puedan satisfacer sus necesidades y permitirle trabajar desde la casa, creando más tiempo para dedicarle a los niños.
  6. Use al máximo el tiempo que pasa con los niños. Cuando se encuentre en casa con ellos, hágales saber que ese tiempo les pertenece. Apague la TV y vaya a caminar con ellos, o lean libros, hable con sus hijos, escuchen música. ¡Deje los platos! O, incluya a sus hijos en las tareas diarias de la casa para enseñarles responsabilidad y la importancia del trabajo. Invierta en sus hijos con el tiempo que sí tiene.
  7. Aparte tiempo para usted, y, si está casada, para su esposo. Los momentos devocionales son muy valiosos cuando se está criando una familia. Incluso si eso significa que los niños deben acostarse más temprano, asegúrese de invertir tiempo en su bienestar espiritual, emocional y mental. Establecer fronteras de tiempo puede ayudar a sus hijos a aprender la importancia de las relaciones y a respetar las necesidades de los demás.
  8. Recuerde que no está sola. Si está casada, pida ayuda a su esposo para que contribuya con el manejo de su hogar. Divida las tareas y las obligaciones con su esposo y sus hijos. Busque apoyo en otras mujeres que están en la misma situación. Hablen de sus luchas. Hay grupos de estudio, libros y otros recursos disponibles para mujeres que trabajan.

Si usted ha decidido que es imposible vivir con un solo ingreso, y ha tomado medidas para proporcionar el mejor cuidado posible para sus hijos, puede que siga sintiendo tristeza y desilusión. Tal vez experimente una sensación de pérdida por no estar con sus hijos. Usted puede experimentar la paz de Dios a medida que nutra su relación con Él por medio de la oración y la meditación en su Palabra (Romanos 8:6). Y puede hallar consuelo en el hecho de que, si busca a Dios primero, Él le concederá el deseo de su corazón (Salmo 37:4).

Todas las familias son diferentes. Dios ha establecido la estructura de la familia, pero su plan de trabajo detallado puede parecer distinto para cada una. Aunque los planes puedan ser diferentes, nuestra meta es la misma: glorificar al Señor. Puede que su plan sea que usted contribuya al bienestar económico de su familia. Puede que sea que usted busque otro empleo para que pueda pasar más tiempo con sus hijos. O, puede que Dios le esté pidiendo que deje su trabajo completamente. Esté abierta a la guía de Él para su vida y a Su voluntad. Pídale dirección, fortaleza y sabiduría. Haga lo mejor que pueda con lo que tiene y confíe a Dios el resultado.