Muchos neopaganos modernos y otros practicantes de lo que llaman “la vieja religión” insisten en que no están involucrados en la magia negra.1 Aunque se llaman a sí mismos brujos y usan el término “brujería” en referencia a lo que hacen, repudian el uso de una magia negra manipuladora o malévola, y han adoptado una ética que por lo general se adapta bien a los valores morales de la cultura occidental. Los observadores externos encuentran desconcertante que esos grupos se refieran a su práctica religiosa como brujería, a pesar de que el término tiene tantas malas connotaciones.
Escrito por: Dan Vander Lugt