Las consecuencias negativas de usar drogas de una manera «recreativa» sobrepasan por mucho sus cortos placeres.

Primero están los efectos físicos. La marihuana, por ejemplo, puede tener efectos peligrosos a largo plazo, entre los que se encuentran cánceres de la cabeza y el cuello. Las anfetaminas y la cocaína son sumamente adictivas y causan un rápido deterioro físico. Los barbitúricos deprimen el sistema nervioso central y son tan adictivos físicamente que puede ser fatal dejarlos si alguien que depende de ellos intenta dejar de usarlos sin supervisión médica. (Otro peligro peculiar de los barbitúricos es la facilidad con que una persona puede tomar una sobredosis fatal.) El alcohol también es muy adictivo para las personas que tienen una tendencia genética hacia el alcoholismo.

La mayoría de las drogas que se usan con propósitos «recreativos» son físicamente adictivas hasta cierto grado. Todas son psicológicamente adictivas. Puesto que inducen químicamente la euforia y un estado alterado de la conciencia, introducen lo que se ha llamado el «efecto del péndulo». A medida que va pasando el efecto de la droga, el usuario paga un precio por la experiencia de una euforia inducida químicamente. El estado emocional del «usuario» después de la euforia artificial es invariablemente peor que el original. Esto hace que luego se necesite una dosis ligeramente mayor para duplicar el mismo efecto. 1  Este efecto del péndulo a menudo da como resultado un ciclo vicioso de un uso cada vez mayor de la droga.

El término hastiado se ha usado desde hace mucho tiempo para describir a una persona cuyas sensibilidades normales han sido embotadas por una búsqueda obsesiva del placer. Hoy día existe una gran preocupación de que al menos algunas euforias artificiales puedan causar un daño permanente al sistema nervioso. Las euforias inducidas químicamente, sobre todo en el caso de drogas tan potentes como la cocaína, pueden disminuir de manera permanente la capacidad de una persona de experimentar placer físico y emocional. Pero incluso si las euforias artificiales no causaran ningún daño permanente, interfieren con el desarrollo de nuestra capacidad de experimentar los goces y placeres legítimos que Dios diseñó para que formaran parte del diario vivir.

Escrito por Dan Vander Lugt


Notas:

  1. Una inmunidad cada vez mayor a los efectos de una droga se llama tolerancia. La tolerancia a una droga ocurre cuando se necesitan cantidades mayores para lograr la misma euforia.