Todos los cristianos están involucrados en una guerra espiritual. En el contexto de un sistema caído del mundo, los cristianos en quienes mora el Espíritu Santo no tienen otra opción más que involucrarse en una guerra espiritual (Efesios 6:12). Sin embargo, existen razones para cuestionar la clase de ministerio en el cual los cristianos “endemoniados” necesitan cierto tipo de intervención de poder por parte de otros cristianos para que los liberen del control demoníaco.

La primera objeción es que la idea misma de que un cristiano esté endemoniado (o poseído por un demonio) es sumamente cuestionable. En las Escrituras no se hallan ejemplos claros de cristianos poseídos por demonios, y ninguno de los escritores del Nuevo Testamento menciona la posesión demoníaca de un cristiano como causa posible de un pecado habitual (véase la “Respuesta a Preguntas Difíciles” ¿Puede un cristiano ser poseído por un demonio?). No hay ningún ejemplo en las Escrituras de cristianos echando fuera demonios de otros cristianos.

Segundo, las Escrituras no ofrecen precedente alguno para la metodología que típicamente se usa en una intervención de liberación o guerra espiritual. Dada la falta de precedente en las Escrituras de tales intervenciones, las afirmaciones de aquellos que promueven este tipo de ministerio son perturbadoras. Algunos consejeros la usan rutinariamente, a menudo en una primera sesión de consejería. Una vez se hace contacto con un presunto demonio, el consejero considera justificado su diagnóstico de posesión demoníaca independientemente de la posibilidad de que el consejero haya usado, sin querer, una forma de hipnosis o sugestión que desencadenara el simulacro de un demonio por parte de una persona que busca ayuda. Una vez aparece “un demonio”, el consejero muchas veces lleva a cabo un largo interrogatorio antes de “expulsarlo” finalmente. Tampoco tiene precedente bíblico la frecuente necesidad de repetir “una liberación”.

Tercero, las formas que adopta este tipo de ministerio de liberación tienen ciertos paralelos alarmantes y perturbadores con el ocultismo. Mientras los que practican el ocultismo están en trance, afirman recordar experiencias de vidas anteriores (regreso a una vida pasada), recordar lo que les sucedió durante las “experiencias de tiempo perdido” (secuestros por OVNIS), o convertirse en canales o médiums a través de los cuales espíritus sin cuerpos (muchas veces de los muertos) alegadamente hablan. Aunque esos fenómenos pueden estar a veces arraigados en lo genuinamente demoníaco, es probable, en otras ocasiones, que emanen de los poderes subconscientes de la imaginación humana bajo la influencia de la hipnosis o la sugestión.

Tanto en la canalización de la Nueva Era como en el espiritismo tradicional se establece un diálogo con los “espíritus” para obtener información. Esta información, cuando se analiza, por lo general está hecha de trivialidades e información que no se puede verificar y que tiene poco valor. Los que practican la guerra espiritual y el ministerio de liberación también procuran hacer contacto con los espíritus, y a menudo intentan conversar con ellos. Como en el caso de los “espíritus” contactados a través de la canalización y el espiritismo, la información obtenida de los “demonios” por parte de los consejeros del ministerio de liberación 1 pocas veces tiene mucho valor, y generalmente es vaga y trivial.

Cuarto, los ministerios de liberación de este tipo pueden tener graves efectos dañinos. En la Biblia, el cambio personal y la transformación espiritual casi siempre son el resultado del arrepentimiento (Hechos 2:38; 17:30-31; 20:21), la conversión a una nueva relación con Dios por medio de Cristo (2 Corintios 5:17; Tito 3:5), y el crecimiento espiritual por medio del poder del Espíritu Santo (Juan 1:12-13; 1 Corintios 6:19; 1 Juan 5:4). En agudo contraste con el énfasis bíblico sobre la rendición de cuentas por los pecados propios, parece que la gente que se involucra en las técnicas del ministerio de liberación asumen rápidamente que muchos problemas espirituales que encuentran los cristianos resultan de la posesión demoníaca. Un diagnóstico de posesión demoníaca tiene el potencial de convertirse en un truco cómodo para evitar la responsabilidad de los verdaderos problemas.

El efecto de este énfasis bíblico en lo demoníaco es hacer que los cristianos se sientan incapaces de resistir a su enemigo espiritual. Se sienten a merced de fuerzas externas malévolas y creen que su única esperanza de liberación es la intervención de otros cristianos que tienen la habilidad de identificar a los demonios en sus vidas y expulsarlos. Existe un potencial peligroso de que se haga daño cuando los cristianos se convencen de que son impotentes a menos que cuenten con la ayuda especial de otros cristianos que tienen habilidades en el ministerio de liberación y la guerra espiritual. La Biblia enseña que todo cristiano es un sacerdote que no necesita otro mediador más que Cristo (1 Pedro 2:5,9; Apocalipsis 1:6; 5:10), y que el Espíritu Santo hace a todo cristiano capaz de resistir a Satanás (1 Corintios 10:13; Efesios 6:11; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:6-11).

Escrito por: Dan Vander Lugt


Notas:

  1. Es perturbador ver cómo algunos cristianos involucrados en un ministerio de liberación hacen a presuntos demonios preguntas repetidas con la esperanza de obtener información de ellos, incluyendo métodos, motivaciones y metas demoníacas. Parece evidente que si los espíritus del mal estuvieran realmente hablando, probablemente no dirían la verdad.