Las Escrituras condenan el uso de médiums y el espiritismo en estos severos términos:

Si hay médium o espiritista entre ellos, hombre o mujer, ciertamente han de morir; serán apedreados; su culpa de sangre sea sobre ellos (Levítico 20:27).

No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o sea agorero, o hechicero, o encantador, o médium, o espiritista, ni quien consulte a los muertos (Deuteronomio 18:10-11).

Escrito por: Dan Vander Lugt