Una mañana de octubre de 2006, una mujer y sus seis hijos fueron obligados a presenciar un ataque contra el esposo y padre de la familia. Sus atacantes trataron de forzarlo a negar a Jesús, pero se rehusó. Siguió proclamándolo como Señor y murió orando por su familia, la cual está decidida a seguir a Cristo, aun en su dolor.

Otro hombre fue sentenciado a tres años de cárcel supuestamente por haber insultado otra religión. Es un cristiano que habla con pasión de su fe y de Cristo. Él, su esposa e hijos siguen fieles y rehúsan negarlo.

La persecución a la fe cristiana es tan real en nuestro mundo como lo fue para los creyentes judíos en la iglesia primitiva, por quienes Pedro oró, diciendo: «Mas el Dios de toda gracia, […] después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca» (1 Pedro 5:10). Hoy, Día internacional de oración por la iglesia perseguida, estos pedidos de Puertas Abiertas, un ministerio dedicado a alentar a los cristianos perseguidos, pueden guiarnos al orar:

Por la seguridad y fe de los creyentes ocultos en países donde es ilegal testificar de Cristo.

Por la salud, perseverancia y aliento de los creyentes encarcelados por causa del evangelio.

Para que aquellos cuyos seres amados murieron como mártires hallen fortaleza en Dios.

Oremos juntos al Señor por nuestros compañeros de la fe.